Sustos de chapa y pintura. Éstas son en gran medida las consecuencias de la mayoría de los accidentes de tráfico en Vigo. Mucho golpe -unos nueve diarios-, pero mínimas consecuencias. La transformación a la que se han sometido las calles de la ciudad en la última década va mucho más allá de lo estético. Viales más estrechos, aceras de mayor anchura, cruces sin obstáculos visuales, carriles opuestos separados por medianas, glorietas, señales de 30 km/h, menos pintura en el asfalto, pasos de peatones resaltados e iluminados... El modelo de humanización desarrollado, unido a las campañas de la Dirección General de Tráfico y la Policía Local el carné por puntos o la mayor concienciación ciudadana al volante, han logrado reducir de forma drástica la gravedad de los siniestros de circulación. Hace diez años había cada mes una media de 10 personas con lesiones de carácter crítico en el casco urbano. A día de hoy la tendencia continúa siendo a la baja y apenas se registran 3 casos mensuales, un 70% menos que entonces.
La evolución positiva de los índices de accidentabilidad de Vigo gana relevancia si se compara con las estadísticas nacionales. Y es que según el último informe hecho público por la Dirección General de Tráfico sobre los niveles de siniestralidad urbana en España (2013), los heridos graves en accidentes de tráfico se redujeron una media de un 32% en una década, 38 puntos porcentuales menos de lo que lo han hecho en la ciudad olívica.
Una tendencia similar se está registrando en lo que respecta al número de fallecidos. Los peores años en Vigo durante la última década fueron 2006, con 7 víctimas mortales; 2010, con 9; y 2012, con 10. En los dos últimos ejercicios la cifra se quedó ya solo en 4 y 5, respectivamente. El objetivo de los responsables de tráfico de cerrar un año con cero muertos al volante no se cumplirá en este ejercicio, ya que la carretera se ha cobrado 2 vidas hasta julio. Sin embargo, el índice de mortalidad se sitúa a día de hoy en los valores más bajos desde que la Policía Local tiene estadísticas.
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El número de golpes también cae, aunque no en la misma proporción que los heridos graves. En 2006 se habían contabilizado en Vigo una media de 315 accidentes mensuales. En los cinco primeros meses de este año la cifra se sitúa un 20% por debajo: 252.
Colisiones laterales
La mayor parte de los accidentes que se registran actualmente en el casco urbano son colisiones laterales, habituales cuando un conductor invade otro carril y golpea al coche que circula en paralelo. En muchas ocasiones por despistes o por hacer uso de los intermitentes. De los casi 1.300 choques que hubo en lo que va de año, 300 fueron por este motivo. Más graves suelen ser los alcances y las embestidas que, con 224 y 222 casos, respectivamente, se sitúan en segundo y tercer lugar.
El colectivo de motoristas, el más débil dentro de la circulación después de ciclistas y peatones, puede dar buena fe del blindaje de las calles. O al menos así lo atestiguan las estadísticas. Y es que el número de siniestros de moto ha caído a la mitad en diez años pese a que el número de vehículos de dos ruedas se multiplicó un 55% pasando de 22.000 unidades a más de 34.000. De hecho, de los 51 accidentes registrados entre enero y mayo, solo en uno hubo un herido grave.
La tarea que le está constando más a la Concejalía de Tráfico es la de disminuir el número de atropellos, que lleva oscilando varios años entre los 22 y 19 cada mes sin lograr una reducción drástica. Pero no ha sido por falta de medidas: pasos de peatones elevados, bandas reductoras de velocidad, contadores de tiempo en los semáforos, iluminación específica sobre los "cebreados", campañas de concienciación e incluso de sanción a peatones y pilotos por no respetar las normas de cruce forman parte de este largo listado. Y, aunque la cifra de arrollamientos se mantiene prácticamente constante, sí que se ha logrado, al igual que con los accidentes de coche, disminuir las lesiones de los viandantes hasta en un 80%. De los 5 peatones graves al mes de 2006 se ha pasado a solo 1 en 2015.
