Defensor de la sanidad pública, subdirector provincial del Insalud en Asturias desde 1984 y director entre 1989 y 1996, este oncólogo regresó a la práctica clínica hasta que, a principios de 2013, le propusieron dirigir la mudanza del HUCA y su cambio organizativo. Hoy, es su gerente. Manuel Matallanas Bermejo (Madrid, 1951) recuerda la preparación de la mudanza como "una contrarreloj".

"Hubo que correr, fue muy intenso y, algo así, siempre lo va a ser", describe y añade: "Todo el mundo dudaba de que pudiéramos hacerlo. Supongo que en Vigo dirán lo mismo". No entra a juzgar los plazos para la apertura del Álvaro Cunqueiro porque le faltan datos. "Depende del equipamiento que se reutilice, de cuándo se reciba el nuevo, de si han trabajado mucho estos dos años anteriores para que la gente esté habituada antes de desembarcar...".

¿Lo que más le quitaba el sueño? "La informática, y tenía razón, porque fue lo que más problemas nos dio. Lo más difícil de abordar por los trabajadores. Lo demás era resoluble". Pero no fue el único: "estábamos al filo del verano, con proveedores que aún nos estaban trayendo cosas a cuenta gotas y que siempre se retrasaban porque en los tiempos que corren no tienen stock".

Tras la puesta en marcha, a mayores de los problemas informáticos, los principales quebraderos de cabeza se los provocaron "las sorpresas de la construcción" -como goteras en el atrio- y la querencia del personal por equipos analógicos y muebles que habían desplazado desde el antiguo hospital. "Es lo que se llama la resistencia de las organizaciones al cambio".

Lo que más lamenta Matallanas es no haber podido aumentar de forma importante la plantilla para que la mitad se dedicara a habituarse al nuevo hospital un mes antes. Eso produjo "algo más de atropello al arrancar". "Pero no teníamos dinero para mantener una actividad paralela", justifica y añade: "si el hospital se diseñó en vacas gordas, tocó inaugurarlo en vacas flacas". De todos modos, asegura que la adaptación de los profesionales a los nuevos circuitos y tecnología "no ha supuesto gran problema", ni siquiera "en los quirófanos, que son bastantes complejos".

El gerente del HUCA explica que, aunque el traslado concluyó el 17 de junio, no se pusieron en marcha "la totalidad de los recursos" del nuevo complejo hasta finales de octubre. En un año, el que acaban de cumplir, estima Matallanas el tiempo necesario para completar la adaptación.

En cifras, ya están realizando más actividad que el pasado ejercicio, pero no considera que hayan alcanzado aún el pleno rendimiento, sino el "rendimiento cero". Espera que "en tres o cuatro años" suba mucho más "en resultados, no en números". "Ahora hay que dar el salto organizativo", subraya.