La rehabilitación del Casco Vello colisiona los fines de semana con el descanso de sus residentes. El barrio ganó 220 vecinos en dos años y se ha convertido en epicentro de la hostelería local.Y con la actividad económica han llegado cientos de jóvenes que las noches de jueves a sábado generan ruido hasta altas horas. Las quejas se arrastran desde verano, cuando la asociación de vecinos alertó de la reaparición del botellón en Teófilo Llorente y Chao. Pero las aglomeraciones a las puertas de taperías y locales de copas se repiten en rúa Real y frente a la Concatedral y los residentes han decidido dar un paso al frente para exigir al gobierno local que "reaccione".

Ayer forzaron una asamblea a la que acudieron medio centenar de personas en la que se acordó solicitar una reunión con los concejales de Participación Ciudadana y Medio Ambiente para trasladarles el alcance del problema y solicitar más vigilancia policial desde primera hora de la noche para evitar que los grupos se concentren.

"El problema está aumentando y los vecinos nos piden que actuemos de inmediato", explicó el presidente de la asociación de vecinos, José Manuel Veiga, partidario de una solución "consensuada" entre residentes, hosteleros y gobierno local. La declaración de parte del barrio como Zona Acústicamente Saturada (ZAS) y la prohibición del botellón se han revelado insuficientes ante la marea de jóvenes que han vuelto al Casco Vello para salir de marcha.

El barrio dejó ayer clara su postura: "Queremos dialogar. Convencer al Concello de la necesidad de implicarse en el problema. Será en caso de no obtener respuesta cuando pensaremos en movilizarnos y adoptar todas las medidas que sean necesarias. El ruido no está controlado y las molestias continúan", lamentó Veiga tras escuchar a un amplio grupo de residentes, que exigen control en el Casco Vello y Montero Ríos. Reconocen que allí la problemática es diferente. "Hay algo de botellón en los jardines, pero el problema procede de los altavoces y la gente en las terrazas".

El Concello anunció a finales de enero que la Policía Local reforzaría la vigilancia en Teófilo Llorente, pero desde la asociación de vecinos Casco Vello aseguran que la medida "se notó durante los primeros días, y luego decayó". Ponen la bola "en el tejado de la administración".

"No pretendemos echar la culpa sobre nadie, pero debemos alertar de un problema que no para de crecer. Es una obviedad y hay que pararlo antes de que vaya a más", argumenta el presidente del colectivo, consciente de que prácticas como el botellón sí serían perseguibles desde la administración pero es más difícil atajar el ruido de gente que grita o se para a charlar o a cantar en plena calle.

La iniciativa de la asamblea partió de los vecinos y de inmediato reaccionaron los comerciantes y hosteleros de VigoVello para lamentar la "alarma innecesaria" generada y ofrecerse a buscar soluciones en conjunto para erradicar este problema. Los portavoces del sector, mayoría en esta zona, defienden en un comunicado que los establecimientos de hostelería "contribuyen a la dinamización y mejora urbana del barrio, que lo convierte en un espacio de referencia de la ciudad". Resaltan además que el Casco Vello es hoy "uno de los barrios más ordenados, limpios y seguros de Vigo y del resto de Galicia".

Los negocios de hostelería se sienten señalados, pero a través de VigoVello se replica que "cumplen la normativa urbanística en materia de horarios, ruidos y actividades". La entidad puntualiza que si algún local no lo hiciese serían "los primeros interesados en denunciarlo por el daño a la imagen del barrio y del sector", insistiendo en que se esfuerzan en cumplir las ordenanzas. Es la primera vez que de forma conjunta dejan clara su postura y se desmarcan de los "problemas puntuales de botellón", de los que afirman ser "perjudicados" porque atenta contra su negocio.

Preguntado por la situación, desde el gobierno local puntualizaron ayer que la Policía Local "no tiene constancia" de ninguna denuncia y tampoco la Concejalía de Medio Ambiente. Lo que sí están registradas son catorce quejas telefónicas trasladadas a través del 010, once por exceso de ruido en Teófilo Llorente y tres en Real. Aclaran que no hay ningún expediente abierto contra ningún local del barrio y que se trata de problemas "puntuales" tras la "revitalización" del barrio.