La carretera que une Baiona y A Guarda permaneció cerrada al tráfico desde las 14.30 horas de ayer hasta el cierre de esta edición a causa de las fuertes precipitaciones. La crecida del río Seco volvió a inutilizar la principal vía de comunicación litoral del sur de la provincia de Pontevedra en el kilómetro 30, junto a la estación de servicio de Viladesuso, en el municipio de Oia.

El torrente de agua arrastraba tierra y piedras monte abajo y el colector de 2,40 metros que conduce el cauce hacia el mar bajo la carretera resultó insuficiente una vez más. La calzada se convirtió en un barrizal en cuestión de minutos y la circulación quedó interrumpida durante toda la tarde de ayer en ese punto y también en Pedornes, en la desembocadura del río Vilar.

El Concello desplegó su maquinaria para retirar el lodo de ambos puntos, según informó el alcalde, Alejandro Rodríguez. Pero los trabajos fueron interrumpidos poco después porque, según se quejó el regidor, "la Xunta manifestó que no correría con los gastos de la maquinaria contratada por el Ayuntamiento". El Ejecutivo autonómico envió más tarde sus brigadas.

Las crecidas afectaron también al centro urbano de Oia. El gimnasio del colegio público quedó totalmente anegado, así como el barrio de O Arrabal, el conjunto histórico situado a pocos metros del monasterio cisterciense. Varios restaurantes y viviendas del entorno registraron inundaciones a primera hora de la tarde.

Los anegamientos llegaron también a casas de Costa do Ramallo y As Mariñas de Oia. Y las corrientes de agua ocasionaron asimismo desprendimientos de tierra en caminos de diversas parroquias del municipio oiense.

Gondomar registró las habituales inundaciones de cada temporada de lluvias. El río Miñor se desbordó a su paso por el centro urbano y la parroquia de Mañufe y varios bajos resultaron inundados, entre ellos, el del Centro de Desenvolvemento Local (CDL). La Policía Local retiró dos vehículos anegados en el entorno del mercado de abastos. Asimismo, una carpintería de la parroquia de Morgadáns resultó anegada.

En Baiona, las fuertes precipitaciones ocasionaron el desbordamiento del río Baíña, mientras que el río Groba estuvo a punto de rebasar su lecho. En el tramo de Xuncal, en la parte alta de Sabarís, varios vecinos vivieron momentos de tensión ante el riesgo de crecida. la actividad de la corriente desestabilizó los cimientos del muro de contención que sostiene el cauce y acabó por derribarlo, por lo que el agua se dirigía a las fincas colindantes y a una vivienda.

Las redes de aguas pluviales quedaron saturadas en diversos puntos del municipio baionés. El Camiño das Monxas, zona cero de las riadas de 2006, quedó cubierto por el agua por ese motivo. El Concello cerró al público la biblioteca municipal, cuyo bajo resultó inundado, aunque el agua no afectó al material.

Asimismo, Nigrán registró caídas de ramas y cortes puntuales de viales en Costa da Barxa y Avenida Playa América, además de pequeños desprendimientos de tierra en zonas rurales.