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"Estuve a punto de tirar los dedos al jardín y ahora ya puedo conducir y abrocharme solo"

Fernando Queimadelos fue operado por la Unidad de Mano de Povisa el pasado 19 de febrero y después de tres meses con escayola y uno más en rehabilitación ya empieza a poder abrocharse la camisa él solo y puede conducir. Este vecino de Bueu trabajaba en el jardín cuando se cortó dos dedos de la mano izquierda con una máquina. El pulgar se lo seccionó por completo y el índice mantenía un ligero vínculo con la mano. Fue necesario reimplantárselos, reconstuirle venas y tendones y le realizaron varios injertos de piel de los que empieza a reponerse. No podrá doblar la última sección del pulgar pero explica satisfecho que está recuperando su autonomía.

"Estuve a punto de tirar los dedos al jardín. Todo sucedió muy deprisa y cuando vi tanta sangre no sabía cómo actuar, pero finalmente los usé como tapón y nos fuimos a Urgencias de Bueu". Allí comenzó una dura odisea que le ha llevado a enviar reclamaciones a la Consellería de Sanidade y a la Defensora del Pueblo por la tardanza en la atención y la falta de coordinación con el hospital. Lleva un mes trasladándose a diario al Hospital Provincial de Pontevedra para rehabilitación y se ha quejado por "la falta de comunicación entre el cirujano y la rehabilitadora", porque asegura que le ofrece indicaciones contradictorias.Fernando no obstante se muestra satisfecho con la cirugía y los resultados pese al esfuerzo personal que le supone. "Yo me doy toda la caña que puedo y el pulgar ya tiene un poco de fuerza. Puedo conducir y ya me pongo los calcetines solo. Hay que ser constante", anima a otras víctimas.

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