La Universidad ha aprovechado la vecindad con la mayor industria biotecnológica de Galicia para impulsar proyectos de investigación conjuntos y ofertar títulos que aprovechan esta cercanía para estar más conectados a la realidad, además de enriquecer el tejido empresarial con sus propias spin-off en el ámbito de las ciencias de la salud. Por su parte, la industria dispone de una bolsa de trabajadores a los que ya conoce a través de prácticas y que están cualificados para impulsar procesos de innovación y aportar valor añadido a sus productos.

Esta relación de mutualismo se materializa en el máster de Biotecnología Avanzada, que ya suma cuatro cursos impartidos de forma conjunta con la universidad herculina. La catedrática de Inmunología África González y el profesor de Fisiología Vegetal Pedro Pablo Gallego, ambos integrantes del cuadro docente, destacan la "mayor ligazón con la empresa" y la "versatilidad" que ofrece este título.

"La presencia de Lonza y CZ Veterinaria en el entorno le da un gran potencial al máster y también al grado de Biología. Existe una salida profesional a corto plazo. Hay un flujo continuo de estudiantes que realizan prácticas en ambas empresas y ellos comparten su experiencia impartiendo clases en el campus", destaca Gallego.

La demanda real para cursar el máster triplica el número de plazas disponibles y cuenta con estudiantes del resto de regiones españolas, así como de otros países europeos o sudamericanos como Colombia o Uruguay. "Y su formación es cada vez más multidisciplinar. Tenemos biólogos, químicos, farmacéuticos e ingenieros", destaca González.

La multinacional suiza Lonza ha fichado a menudo en la Universidad. Dos exdoctorandas de la catedrática de Inmunología -Mónica Valladares y Elena Fernández- ocupan puestos de responsabilidad en las plantas de Vigo y Singapur. "Y también la directora de proyectos de Innaves Belén Díaz estudió aquí. En el campus hay un potencial tremendo de gente muy buena", señala. Esta relación también funciona a la inversa, ya que el máster resulta de interés para que los trabajadores en activo amplíen su formación, de hecho, en el grupo de Gallego realiza actualmente su tesis un empleado de la farmacéutica.

A menor escala, las spin-off viguesas -Inbiogal, que busca marcadores para el diagnóstico precoz de cáncer; y Nanoimmunotech, surgida del grupo de África González para desarrollar nanobiotecnología- también generan empleos de alto nivel e impulsan las colaboraciones en I+D con las grandes compañías.

Aunque aplauden este vínculo, ambos docentes creen necesaria una mayor interacción -estancias de profesores en las empresas, formación de trabajadores y más iniciativas de I+D conjuntas-, así como un aumento de la apuesta de la industria por los doctores. "Muchas veces se contrata a gente para un proyecto que después no se queda ni en el grupo ni en la empresa, de forma que el know-how se pierde. Para transferir conocimiento es necesario transferir también a las personas y el sector tiene que implicarse", apunta la catedrática.

Entre los beneficios de este eje empresa-universidad figura la donación de material de laboratorio de la mejor calidad y en perfecto estado de uso como reactivos o equipos técnicos. "Lonza debe dejar de usarlos porque las normas de las agencias de medicamentos como la FDA son muy restrictivas pero para nosotros es material de lujo que no podríamos comprar. Es una de las cosas más gratificantes", celebra Pedro Pablo Gallego.

Estas donaciones son gestionadas de forma proactiva por un grupo de expertos de la farmacéutica que también realizan un seguimiento y benefician a casi una decena de grupos de la Universidad de las áreas de inmunología, biología celular, genética o bioquímica, entre otras.

Precisamene, la planta de Porriño acogió estos días la reunión de los socios del clúster Bioga, que en 2013 facturó en el ámbito de las ciencias de la vida más de 56 millones de euros y dio trabajo a más de 500 personas.