En el tercer día de colapso de la Urgencias del Hospital Xeral, el tiempo medio de espera era ayer de siete horas y llegó a trece en algún caso, según informaron los sindicatos. A primera hora de la tarde (16.00 horas) eran 9 los pacientes que ocupaban camas de este servicio a la espera de ser ingresados. Dos fueron derivados al Nicolás Peña, otros tantos al Meixoeiro y el mismo número, al centro privado de Fátima. Tres horas después, la situación se recondujo y no quedaba ningún paciente pendiente de ingreso hospitalario, según el Sergas. A pesar de la "mejora", la Consellería de Sanidade asegura que mantiene operativas todas las medidas y garantiza que "se están utilizando todos los recursos disponibles" -a los desvíos citados, añade la habilitación de un área para mujeres en Obstetricia-. Sin embargo, los sindicatos disienten.

"Hay un anexo de Urgencias, con seis camas, que mantienen cerrado por no dotarlo de personal", denuncia María Xosé Hermida, de la CIG. El gerente, Mario González, comunicó a los sindicatos que "no existe tanto colapso como para reabrir esa unidad" y que "hacerlo cuesta dinero" relata Araceli Loureiro, de CCOO. "La asistencia a los ciudadanos es más importante que los costes económicos", subraya Hermida. "Prefieren mandar los pacientes a Fátima que contratar personal", reprueba Malules Carvajal, de Satse.

La Junta de Personal denuncia que a la falta de camas se unen otros problemas, como la mala gestión de las altas que impide liberar plazas de ingreso. Destacan también que no se ha cubierto la baja de maternidad de una de los dos médicos internistas del turno de mañana.

Mientras que la media de frecuentación del Xeral es de 509 urgencias al día, el lunes se alcanzaron 630 y el martes, 603. Esto se traduce también en un mayor número de ingresos. Si normalmente lo requieren 62 personas, el martes fueron alrededor de 84.