Además de presentar los resultados del informe sobre la huella ecológica de la institución, Salustiano Mato repasó ayer algunas de las medidas adaptadas por la Universidad de Vigo para reducir sus emisiones y potenciar su eficiencia. El documento recoge inversiones valoradas en 900.000 euros, subvencionadas en parte por el Instituto Enerxético de Galicia (INEGA), con las que se ha evitado la emisión a la atmósfera de 6.784 toneladas de CO2 al año.

El rector y el responsable de la Oficina de Medio Ambiente viguesa, Benedicto Soto, repasaron actuaciones como la mejora del aislamiento término de los edificios, la instalación de detectores de movimiento y sustitución de calderas y luces por otras más eficientes en los tres campus, la reforma de cubiertas y la progresiva implantación de energías renovables.

Soto precisó que en la Universidad se utilizan todas las fuentes limpias de energía con excepción de la eólica, destacando por su peso la geotérmica que ya se emplea en la Biblioteca Central, el edificio de mayor consumo de energía, la biblioteca de Ciencias Experimentales, la guardería del campus de Ourense y parte del edificio administrativo también en la ciudad de As Burgas. Mato también destacó el "sistema integral de reciclaje" aplicado en la institución con el que todos los restos orgánicos son convertidos en compost. Hay también un sistema de tratamiento contratado con una empresa especializada para residuos peligrosos, con 27 toneladas anuales.