"Las probabilidades de que una persona sufra un accidente aéreo son de una entre tres millones, mientras que las de tener una complicación en el hospital son más altas: una entre 300". Así exponía la importancia de mejorar la seguridad del paciente en los centros sanitarios Karen H. Timmons, una de las expertas mundiales más reputadas de esta especialidad, que ayer recaló en Vigo para hacer entrega al hospital Povisa de una de las certificaciones más exigentes en este campo como responsable mundial en Seguridad del Paciente de la consultora de gestión de riesgos Det Norske Veritas.

Los problemas más habituales, cuenta, tienen que ver con "la higiene de las manos en los quirófanos, la mala identificación de pacientes o las reacciones adversas a medicamentos". Entre el 8 y el 12% de los pacientes europeos sufren complicaciones, explica, pero destaca que lo más duro es que casi el 43% se podrían haber evitado adoptando las medidas necesarias. Según los estudios que maneja Karen, quien entre otros cargos ha ocupado la presidencia de la Joint Comission International, un 50% de la población europea ya reconoce tener miedo al ingreso en un centro hospitalario. De todos modos, considera que la concienciación sobre este tipo de riesgos todavía "está en un nivel muy bajo" en la sociedad actual y "debe aumentarse". "En los aviones, la gente se preocupa mucho por ponerse el cinturón de seguridad, pero en un hospital no se toman este tipo de precauciones", lamenta y añade que deberían ser los propios centros sanitarios los que se esfuercen en informar a los usuarios.

La subdirectora xeral de Desarrollo y Seguridad de la Consellería de Sanidad, Mercedes Carrera Viñas, apoyó a Timmons con datos nacionales: "En España mueren cada año el triple de personas por complicaciones en un hospital que por accidentes de tráfico. Si nos lo dijeran cada fin de semana como los siniestros en carreteras, cambiarían las cosas".

Uno de los motivos que justifican estas alarmantes cifras es que la carrera por la seguridad comenzó en el ámbito sanitario con notable retraso frente a industrias como la aviación (que arrancó en 1944) o la energía atómica (en la década de los 50). "La Organización Mundial de la Salud no empezó a hacer informes sobre esto hasta 2004, cuando creo la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente". Internet ha jugado un papel muy importante en la difusión de los protocolos de seguridad en pocos años, según sostiene, pero "todavía hay muchos retos". Entre ellos, nombra la necesidad de reconocer, notificar y registrar todos las complicaciones que surjan.

Para evitar los problemas, lo fundamental es "analizarlos y poner el mayor número de barreras o controles", defiende. Las acreditaciones como la que ayer recibió Povisa reconocen esta labor. Timmons advierte de que, sin embargo, no son infalibles. "Pueden tenerlas y cometer errores como pasó en un hospital en el 94, donde hubo una sobredosis de quimioterapia", recuerda. Como receta para que esto no suceda propone "dedicarle mucho tiempo y constancia", ya que la sociedad "ya no acepta accidentes".