El naufragio del Costa Concordia a mediados de enero en las proximidades de la isla de Giglio, en Italia, ha traído consecuencias negativas de manera indirecta para el puerto de Vigo. La operadora Costa Cruceros se ha visto obligada a modificar la programación veraniega del Costa Magica –un buque con capacidad para 2.800 pasajeros y 950 tripulantes– que tenía previsto operar en el Norte de Europa y en consecuencia venir a Vigo en dos ocasiones y que finalmente no lo hará al tener que retomar el programa en el Mediterráneo del barco siniestrado.

Asimismo, ha sido suprimida una de las dos escalas en Vigo del nuevo Costa Neoromantica –una embarcación con 1.800 pasajeros y 800 tripulantes– que reforzará la programación mediterránea del operador italiano para paliar los efectos negativos que conlleva la pérdida del Costa Concordia.

A estas cancelaciones hay que añadir la ya anunciada del buque de Iberocruceros Grand Mistral, que tenía previsto realizar un crucero de 4 días a Lisboa y Tánger con salida y llegada a Vigo y que finalmente fue desestimado por el operador español. Con estas cancelaciones, las escalas previstas para este año en Vigo se quedan en 104. Entre ambos buques la ciudad pierde además cerca de 10.100 cruceristas, 7.500 que llegarían a bordo del Costa Magica, y otros 2.600 a través del Costa Neoromantica.

El que no ha faltado a su cita en la terminal viguesa ha sido el Independence of the Seas, que atracó ayer procedente de Southampton con cerca de 4.000 pasajeros británicos y 1.380 tripulantes a bordo. Todos ellos vivieron en la ciudad la primera escala de un crucero de 12 noches durante las que también toca Lisboa, Canarias, Madeira y A Coruña. La estancia del gran buque se prolongó durante 7 horas dando tiempo al pasaje a visitar la ciudad y realizar excursiones.

Un desastre absurdo

El Costa Concordia impactó la noche del 13 de enero contra un escollo que no fue advertido al maniobrar para acercarse a la costa y poder saludar así a los vecinos y turistas de la isla de Giglio. El buque, con capacidad para 2.300 pasajeros y 1.000 tripulantes, había zarpado de Civitavecchia para ofrecer a su pasaje un periplo inolvidable por el Mediterráneo que incluía escalas en Savona, Palermo (Sicilia), Cagliari (Cerdeña), Palma de Mallorca, Barcelona, Marsella, y, desde allí, el regreso a Civitavecchia. Su hundimiento dejó cerca de una veintena de muertos.