Los alumnos de la Universidad de Vigo viven este año su primer septiembre adelantado. La razón es que se ha adecuado todo el calendario de exámenes al Espacio Europeo de Educación Superior (Plan Bolonia). Esta adaptación de las titulaciones a Grados obliga a eliminar la convocatoria de septiembre para adelantarla a la primera quincena de julio. De este modo, los estudiantes realizaron sus exámenes ordinarios entre el 21 de mayo y el 2 de junio y dentro de unos días volverán a enfrentarse a los de "repesca", cuando tradicionalmente las distintas ingenierías aprovechaban el verano para preparar alguna materia. Después del 15 de julio disfrutarán de un mes y medio de vacaciones sin estudiar, pero en cambio, regresarán a las aulas a principios de septiembre, cuando generalmente estaban todavía haciendo los exámenes de recuperación.

La medida no acaba de crear consenso entre los universitarios. Mientras unos ven en ella la ventaja de "poder disfrutar sin agobios del verano" o "tener las asignaturas más frescas", otros consideran que "no deja tiempo para estudiar" y que "el rendimiento es inferior".

Sin embargo, en las carreras pioneras de la Universidad de Vigo en adaptarse a Bolonia y que, por lo tanto, ya tuvieron exámenes en julio pasado, apenas hubo variación del índice de aprobados (37% en ambos casos). En cambio, el porcentaje de presentados sí se redujo dos puntos (del 36% al 34%).

"Antes te planteabas dejar alguna asignatura para estudiar durante el verano y sacarla en septiembre, ahora no puedes hacer eso, por lo que debes hincar el codo muchísimo más a lo largo de todo el curso", explica Cristina Bascuas. "Si tienes pocas asignaturas para julio te da tiempo de prepararlas, de otra forma es imposible", subraya su amiga Iria Eiras.

El nuevo calendario adaptado a Bolonia implica la división del curso en dos cuatrimestres de dieciocho semanas cada uno. Así, los primeros exámenes ordinarios tuvieron lugar entre el 10 y 21 de enero y los siguientes entre el 21 de mayo y 2 de junio.

"Uno de los grandes inconvenientes que tiene esta medida es que acabas el curso y te ves obligado a enfrentarte a más exámenes, con lo cual, el rendimiento no es el mismo", opina Óscar Yañez, estudiante de ingeniería.

En cambio, su compañero de carrera Iván Quintela está agradecido al nuevo calendario porque "por vez primera" va a poder "descansar de verdad en vacaciones". "Compagino los estudios con el trabajo, así que ahora voy a disfrutar de quince días sin hacer ni una cosa ni la otra", comenta.

Los profesores ven positivo el nuevo calendario porque, entre otras cosas, consideran que los alumnos tienen "más frescas las asignaturas". Sin embargo, sus pupilos no están tan de acuerdo, "si la asignatura es del último cuatrimestre solo tienes que repasarla, pero si es del primero ya no la tienes casi presente", reconoce Ismael Vázquez, quien se queja de que mientras antes tenían "prácticamente tres meses de vacaciones", ahora se reducen a un mes y medio debido a los exámenes de julio y al adelanto de las clases en septiembre.

Lo que está claro es que el Plan Bolonia complica mucho las cosas a aquellos que tradicionalmente se presentaban a exámenes de asignaturas para las que casi no habían pisado las clases. "Antes te podías matricular en una asignatura con el objetivo de sacarla en septiembre, pero ahora eso ya no se podrá hacer", se lamentaba un estudiante.

Solo algunos alumnos de los últimos cursos de filología, ingeniería y enfermería (Povisa y Meixoeiro) que todavía mantienen para ellos el plan antiguo tendrán la oportunidad de finalizar la carrera este mes de septiembre y, ya el año que viene, esta posibilidad no existirá para nadie.