¡Qué maravillas para un bibliófilo! ¿Sabes lo que es tener en las manos un librillo de 1761 con las carreteras de España transitables por caballos? ¿Un libro de 1690 a modo de guía de caminos para recorrer España a pie? ¿Otro de 1808 que utilizaron los ejércitos de Napoleón para conducirse en la invasión de España? Si Manolo Seoane te deja entrar en su reino te das cuenta de lo que dijo Walter Benjamin de gente como él: los coleccionistas pertenecen a las minorías más excéntricas y complejas de la sociedad. Psicopatologías aparte, sin ellos se perdería una buena dosis de la memoria y de la recuperación de la historia de nuestra sociedad, ese espíritu con el que se han fundado museos, y eso lo sientes de inmediato cuando este vigués cordial, conversador incansable e inquebrantable husmeador de pasados te abre el cofre de sus "tesoros".

Seoane, ex gerente y ex secretario general del Club de Yates de Baiona, propietario de una firma de ropa náutica y presidente del Rápido de Bouzas, es un tipo que le pone pasión a todo pero seguro que al coleccionismo le añade un plus adicional (por no decir de adicción) que le emparenta con otros gallegos como Román Pereiro y su hijo Marcos, Jaime Terceiro, Salvador Fernández de la Cigoña, Carmelo Puerta, C. Alonso, Juan Martínez Herrera... por hablar de quienes compiten en exquisitas apropiaciones de postales, mapas, guías, documentos históricos... aunque podríamos hablar de otras como coches de época y citar a los vigueses Manuel Ferreira o a los Pestana. E incluso a una coleccionadora de coleccionistas, que es la lúcida propuesta que presentó en el MARCO de Vigo la pontevedresa Amaya González Reyes bajo el título de "Eu, museo".

Puedes pasar una hora en el "sancta santorum" de Manolo Seoane y quedar boquiabierto con los papeles que atesora y la vida pasada que encierran, muchos de ellos obtenidos en subastas y en dura lid. Pero con cada uno o muchos de ellos podrías pasar horas de lectura sorprendente. Nuestro hombre, seducido por la historia del ferrocarril, colecciona también objetos como faros de cabeza y cola de locomotoras legendarias, máquinas de cine... pero su locura son los papeles en forma de documentos, libros, postales de Vigo...

Una joya de su corona es el Manual del Ferrocarril de Madrid-Aranjuez, pero puedes hallar en su santuario todas las memorias de la compañía de tren que venía a Galicia desde 1855, las memorias y planos originarios del tranvía Vigo-Baiona, las hojas de ruta de la diligencia Galicia-Madrid o los planos de carreteras para ellas en 1761... ¿Y qué decir esas historias de Galicia del siglo XVII de Felipe de la Gándara o las de Enrique Flores del XVIII? Maravillas.