La Sociedad de Caza y Pesca “La Viguesa”, fundada en 1913, no cumplirá el centenario. La falta de socios y de ayudas fuerzan un cierre que será efectivo cuando finalice mayo.

“La Viguesa”, que tuvo sede en la calle Velázquez Moreno y de un tiempo a esta parte ocupa unos locales en Beiramar alquilados a la Autoridad Portuaria, vivió sus años de esplendor durante la primera mitad del siglo pasado, cuando llegó a contar con varios cientos de socios. Pero el paso de los montes a manos de los Concellos primero, y después a las comunidades de vecinos, marcó el declive de la sección de caza, que desapareció con el siglo, y la exigente normativa autonómica con las concesiones de cotos ha ido minando a los pescadores.

A todo ello hay que añadir lo que constatan los actuales directivos: que no hay afición entre los jóvenes, lo que es lo mismo que decir que no hay relevo generacional, y ahora mismo no pasan de tres docenas de socios, que ya no pagan cuotas ante la inminente disolución.

Todos los intentos por salvar la sociedad han sido en vano. Incluso las propuestas de actividades y cooperación presentadas en el Concello como ayuda a la financiación: una zona de pesca reservada a minusválidos en el paseo del Lagares y la conversión de los muelles del recinto de la antigua ETEA en escuela de pesca no fueron aceptadas.

Ante la evidencia, su actual presidente, Enrique Martínez y el vice, Miguel Bueno, comenzaron el peregrinaje ante Xunta y Concello para que se hicieran cargo de su patrimonio, esencialmente trofeos y documentación, pero tampoco ahí hubo respuesta. Sólo recabaron el consejo de que vendieran todo como chatarra y donaran lo obtenido a alguna institución benéfica o sin ánimo de lucro.

Dos destinos

Y como el valor de las piezas es más sentimental que material, la solución vino por partida doble. Los trofeos y las vitrinas en que se exponen pasarán a presidir la sala de visitas de los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres, en Teis, con una placa donde se recuerde su procedencia. Y también el mobiliario que les sea de utilidad, no gran cosa.

Y de los libros de actas y firmas, así como fotografías, publicaciones y biblioteca especializada -no muchos ejemplares - , se hará cargo el Instituto de Estudios Vigueses, que también reflejará en una placa la procedencia del legado de la antigua sociedad.

La falta de espacio para depósitos

La Xunta, a través de Deportes, no quiso ni oír hablar de entrega de material y en el Concello les dijeron que no tenían espacio. Como mucho estaban dispuestos a aceptar algún trofeo que considerasen de su interés.

Casi mejor, porque el mobiliario de “La Oliva”, otra sociedad local con historia, acabó en los almacenes municipales de Santa Cristina y poco después en un contenedor rumbo a Cuba como parte de un lote de ayuda solidaria.