La crisis económica no ha pasado desapercibida por el sector turístico. Hosteleros, hoteleros y agencias de viajes coinciden en calificar este mes de julio como "el peor de la última década". Indican que "cada vez se viaja menos y la estancia en cada destino se acorta", obligando así a rebajar los precios tanto en los hoteles como en los paquetes vacacionales que ofrecen las agencias de viajes de la ciudad.

Los profesionales del sector no preveían un balance tan negativo para este período. "Pensábamos que la segunda quincena iba a ser mejor que la primera pero nuestras expectativas no se han hecho realidad", explica el presidente de la Asociación de Hoteleros de Pontevedra, José Manuel Barbosa, quien asegura, al igual que su homólogo en Vigo, Santiago Villanueva, que la ocupación media a lo largo del mes de julio se sitúa en un 60%, cuando "lo normal es rondar el 85%".

Por si no fuera poco, aparte de la menor afluencia de turistas, los que deciden alojarse en un hotel "se quedan menos días y gastan menos dinero", indica Barbosa. Santiago Villanueva también coincide en que la crisis ha hecho mella en el sector del turismo. "Hemos tenido que rebajar los precios hasta un 20%, y aún así no llegamos ni de lejos a la ocupación de años anteriores". El representante de los hoteleros vaticina "un agosto catastrófico". "Tenemos un 30% menos de reservas para el próximo mes que en 2007", finaliza.

Los restaurantes tampoco se libran de la desaceleración económica. El presidente de los hosteleros de la provincia de Pontevedra, José Magaz, constata que los hábitos alimenticios de los turistas han cambiado sustancialmente, pasando así de los pescados y mariscos y los restaurantes de lujo a las tapas. El descenso en la ocupación hotelera va parejo al de la hostelería. "Hemos notado un bajón de entre un 20 y un 30% en relación al año pasado en cafeterías y en restaurantes".

Una gran parte de los vigueses ha optado por quedarse en casa este verano. Desde las agencias de viajes indican que la gente con un mayor poder adquisitivo es ajena a la crisis y sigue viajando, gastándose entre los 2.000 y los 4.000 euros por persona. En cambio, los que tienen un menor poder económico son los que más se han ausentado de estas oficinas. "El año pasado la media por persona estaba en los 1.000 euros, ahora no llega a los 800, y bajando", lamentan desde una agencia viguesa.