Los borradores de las actas de la Junta Central durante la Guerra de la Independencia, que permiten recuperar partes desaparecidas en los documentos del Archivo Histórico Nacional, se encuentran en Vigo. El órgano, que nació de la unión de las Juntas Provinciales, aunó los poderes ejecutivo y legislativo durante la ocupación francesa en España y dirigió las actuaciones bélicas que desembocaron en la expulsión de los galos.

Los borradores pertenecen a Martín de Garay, ministro de Hacienda de Fernando VIII. Así lo explicó Nuria Alonso Garcés, historiadora descendiente suya, quien apuntó que los documentos permiten recuperar partes que "el paso del tiempo" ha borrado. Indicó que estos cuadernos esconden importante información tras las "líneas tachadas" que revelan aspectos de las decisiones adoptadas por el Gobierno.

La historiadora recordó cómo su abuela le había dicho que "eran descendientes de un señor muy importante y que tenían papeles". Sin embargo, "no había constancia de su trascendencia". De modo que los cuadernos esban olvidados en dos baúles en un trastero de Madrid. Hasta que un día la madre de Nuria Alonso le entregó un primer "montón de papeles". Después se produjo un segundo hallazgo.

Ramón Villares, catedrático de Historia Contemporánea, le explicó que eran los documentos de Martín de Garay, una figura cuya labor diplomática en la guerra fue fundamental para aliviar la tensión con Inglaterra, ya que en los documentos se recoge que "estuvo incluso a punto de declararle la guerra a España".

El Gobierno de la Regencia de María Cristina estaba deseoso de echar al duque de Wellington, general inglés que había propiciado la expulsión de los franceses. Alonso Garcés cuenta con un extenso informe elaborado por Martín de Garay, en el que aboga por mantenerlo, porque "el ejército español estaba obsoleto" y no podía defender al país.

Sin embargo, en otro informe advierte de la intención de Inglaterra de "abrir el comercio estadounidense", algo que en opinión del miembro de la Junta Central "conduciría a la bancarrota de España y Estados Unidos", puesto que no podrían competir "con sus productos baratos".