"¿Qué mosca le ha picado a mi hija?", proclama la anciana, cuya fortuna se estima en unos 17.000 millones de euros (unos 23.670 millones de dólares) y a quien Françoise Bettencourt-Meyers acusa de dilapidarla con un fotógrafo, al que al parecer ha donado varios cientos de millones.

En sus declaraciones al "Journal du Dimanche", la hija del fundador de L'Oreal, Eugène Schueller, estima que quizás han sido "los celos" los que empujaron a Françoise a presentar una denuncia por abuso de confianza en relación con los regalos al fotógrafo François-Marie Banier.

"Es muy desagradable (...) es que da pena", comenta madame Bettencourt al aludir en el diario a las acusaciones de su hija, que al parecer ha criticado que haya intentado "adoptar" al fotógrafo, de 61 años.

Bettencourt recuerda que Banier le apoyó "mucho" cuando murió su marido, pero insiste en que tienen unas "relaciones muy francas. Le veo con su novio, que es encantador, culto e inteligente", agrega.

Banier no es precisamente un desconocido: Louis Aragon y François Mauriac fueron sus mentores en unos primeros devaneos literarios y ha expuesto fotografías y pinturas en el centro Georges Pompidou de París, en la romana Villa Farnese y se menciona entre sus amigos a Patrice Chéreau e Isabelle Adjani.

Pero Bettencourt quiere dejar claro en el dominical francés que la mayor parte de su herencia será para su hija, por lo que no entiende la intervención de Françoise ante la Justicia.

En su denuncia, Françoise Bettencourt-Meyers apunta, sin nombrarle directamente, al fotógrafo Banier.

El asunto saltó a la luz pública hace unos días, cuando la revista "Le Point" se hizo eco de una información del sitio en Internet "Backchich.info", donde se aseguraba que Banier recibió sumas multimillonarias de Bettencourt y obras de arte.

Posteriormente, hasta el prestigioso diario "Le Monde" llevó el asunto a sus páginas, en las que se pudo leer que la heredera se negó a someterse a un examen médico en relación con la investigación por la denuncia de su hija.

El abogado de la dama declaró a ese diario que ella considera que hizo las donaciones con total conocimiento de causa.

Ahora en la entrevista en la que la rica heredera desata su enfado contra la futura multimillonaria Françoise, la vieja dama reconoce que se le pidió someterse a un examen psiquiátrico.

"Fui a ver a uno muy bueno, que me dijo: todo está bien. Todo lo había preparado mi hija, ella misma me lo dijo. Es que hay que oirlo. Eso es lo más difícil", se queja Liliane Bettencourt.

Y sigue y no para: "¿ajuste de viejas cuentas? En todo caso, hemos entrado en el terreno de la maldad. Lo que resulta divertido es que no me afecta, quizás sea que estoy loca. Afortunadamente, tengo sentido del humor".

Y en cuanto a con quién se gasta su dinero, Liliane Bettencourt, que en ningún momento pronuncia en la entrevista el conocido lema de L'Oreal ("porque yo lo valgo") parece tenerlo en mente cuando zanja el asunto de la siguiente manera: "haría falta que mi hija se diera cuenta de que soy una mujer libre".