"Asumiendo un escenario de emisiones ni demasiado optimista ni pesimista, las proyecciones climáticas apuntan a un aumento del riesgo meteorológico de incendios en Galicia durante el siglo XXI. Si no se producen cambios, las proyecciones indican que a finales de siglo el riesgo de incendios estará cerca o por encima del valor considerado crítico, salvo en la costa de las Rías Altas y A Mariña Lucense". Esta es la conclusión del informe que técnicos de MeteoGalicia han elaborado para la comisión parlamentaria de estudio de incendios que se creó a raíz de la ola de fuegos que padeció la comunidad gallega el pasado mes de octubre y que arrasó 49.000 hectáreas y provocó cuatro muertos.

El dossier titulado Informe sobre la incidencia del cambio climático en los incendios forestales fue solicitado por la comisión parlamentaria para tratar de esclarecer las causas de los fuegos que se produjeron a mediados de octubre. Aquellos incendios convirtieron a 2017 en el peor año de la década con una veintena de fuegos de más de 500 hectáreas y en el peor desde la gran ola de 2006 que también había sido el más aciago en las dos décadas anteriores.

El informe no concluye que los fuegos del año pasado se produjesen debido al cambio climático, aunque sí alerta de que las predicciones que manejan es que a finales de siglo aumentarán las temperaturas y disminuirán las precipitaciones. Aunque los técnicos que han realizado el estudio avisan de que "todos los modelos de proyecciones climatológicas tienen una gran incertidumbre" señalan que el incremento del riesgo de incendios en Galicia "es de los más elevados de toda Europa del sur".

Los modelos climáticos tienen en cuenta la evolución futura de las emisiones de gases de efecto invernadero y basándose en ellos se generan los escenarios de emisiones.

Una de las causas de este aumento del riesgo de fuegos provocado por el cambio climatológico es el incremento de las temperaturas. Según el estudio, "la información disponible procedente de los modelos climáticos coincide en que las temperaturas aumentan y seguirán aumentando de forma sistemática". Los técnicos de MeteoGalicia comparan el periodo 1971-2000 con el de 2061-90 y llegan a la conclusión de que "asumiendo un escenario de emisiones intermedio" el calentamiento en la costa en verano se moverá alrededor de un grado en el caso del modelo más frío, y de 3 grados en el caso del modelo más caliente "con un valor más probable por debajo de los 2 grados. En el interior de la comunidad, "el incremento de las temperaturas es más elevado y estará entre 2 y 4 grados, "con un valor más probable de entre 2 y 3 grados".

Este informe de MeteoGalicia coincide con otro elaborado por geógrafos de la Universidade de Santiago de Compostela que concluyó que, en los últimos 66 años, prácticamente se han duplicado los días cálidos en los veranos gallegos y que el inicio de la primavera se ha ido adelantando cada década. Este estudio señala que, por ejemplo, en Santiago se pasó en 1950 de registrar, en el estío, 33 días veraniegos -los que alcanzan o superan los 25 grados- a contabilizarse 60 en estos últimos ejercicios, casi el doble.

Y otra conclusión es que, a partir de la década de los 70, se ha adelanta la llegada de los días calurosos en una proporción de 7,1 días por década. Como resultado, entre 2010 y 2016, las jornadas veraniegas se inician en la segunda semana de abril.

Como recuerda desde hace unos años el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), los incendios que traía el cambio climático "ya están aquí": fuera de la temporada tradicional de alto riesgo, con condiciones de sequía y calor extremas. Esto es lo que sucedió en el mes de octubre de 2017 cuando la comunidad llevaba en prealerta por sequía desde enero de ese año, a lo que se unieron altísimas temperaturas y vientos asociados al huracán "Ophelia", el primero jamás registrado tan al este en el Atlántico. Todo ello provocado por el cambio climático. Lo mismo sucedió en Portugal el pasado año cuanto en junio, también fuera de la época de incendios, los fuegos acabaron con la vida de 65 personas.

Los modelos de simulación de incendios forestales ya apuntan a que los fuegos ganarán en intensidad y velocidad de propagación como consecuencia del aumento de la temperatura y de la reducción de lluvias. Y que esos fuegos se pueden producir casi durante todo el año.