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Más de dos mil niños gallegos de 12 y 13 años se dan atracones de alcohol

Admiten salir y tomarse tres o más bebidas seguidas, un patrón de consumo "peligroso"

El 'bidge drinking' entre adolescentes se duplica en Galicia // Archivo

Medio millar de niños gallegos de tan solo 12 y 13 años (el 1,3%) confiesan que en el último mes se pegaron un atracón de alcohol alguna de las veces que salieron. Y, si el período analizado es el último año, la cifra de preadolescentes de estas edades que admiten que se bebieron tres o más copas seguidas se eleva hasta los dos mil (el 5,1%). Para el profesor de la Universidade de Santiago Antonio Rial Boubeta, coordinador del estudio entre adolescentes gallegos publicado en la revista "Adicciones" que refleja estos datos, la cifra supone que "dos mil niños se emborrachan, técnicamente hablando", y presentan "un patrón de consumo realmente peligroso".

De hecho, advierte de que estos dos mil niños suponen "un caldo de cultivo de potenciales casos como el de la niña de San Martín de la Vega", una pequeña de 12 años que bebió una gran cantidad de alcohol en poco tiempo y que falleció víctima de un coma etílico. La ingestión de una gran cantidad en un corto intervalo, "dos, tres, cuatro horas", apunta Rial Boubeta, es lo que se conoce como consumo intensivo o "binge drinking", un fenómeno que para este especialista en el uso de sustancias psicoactivas y las nuevas tecnologías en adolescentes, guarda "una clara vinculación" con el botellón.

Al respecto, señala que en sus estudios han detectado que "las tasas de "binge drinking" a edades tan tempranas se duplican en aquellas localidades donde la actitud hacia el botellón es claramente permisiva". "No olvidemos", advierte, "que el contexto del botellón es un magnífico escaparate para que los niños y niñas se inicien en el consumo de alcohol y de otro tipo de sustancias".

Para Rial Boubeta el alcohol "sigue siendo un problema", pese a datos "positivos", como que bajaran los niveles de consumo en el último año o en el último mes. Porque, alega, suscita una "enorme preocupación" el empeoramiento del "patrón de consumo", por culpa de los atracones, y el descenso de la edad de inicio. "Cuando juntas las dos cosas", avisa, "es una bomba de relojería".

En el artículo, que Rial Boubeta firma junto a Sandra Golpe, Manuel Isorna, Carmen Barreiro y Teresa Baña, fruto de su encuesta a 3.419 chicos de 12 a 18 años de toda Galicia, se analiza tanto la ingesta de 6 o más copas por ocasión de consumo (que es el referente de consumo abusivo en varones adultos) como la de 3 o más, que es el recomendado para adolescentes, dado que los niveles de concentración de alcohol en sangre que estos alcanzan con el mismo número de consumiciones es mucho mayor.

En todo caso, su principal conclusión es que "el consumo abusivo de alcohol es una práctica frecuente y globalizada" y "asociada a un amplio abanico de conductas de riesgo". Añaden que variables como "las expectativas de consumo, el consumo entre pares y en el entorno familiar, así como la hora de llegada a casa o el dinero disponible" se identificaron como "interesantes factores de pronóstico que debieran ser tenidos en cuenta en el plano preventivo". En esa línea, Rial Boubeta recuerda que Galicia tiene una ley de prevención de 2010 y que habría que "aplicarla".

La encuesta refleja que practicaron "binge drinking" el último mes uno de cada cuatro adolescentes de 12 a 18 años (el 34% entre 14 y 18). Según el artículo, publicado en 2017, el consumo intensivo de alcohol "constituye un grave problema sociosanitario con claras consecuencias negativas" y se citan estudios que apuntan una "estrecha relación" con "daños orgánicos a largo plazo" y "alteraciones" a nivel "cerebral". En su análisis los autores confirman su relación con más prácticas de riesgo y "mayor probabilidad de iniciarse en el consumo de otras sustancias, así como de desarrollar un consumo de riesgo" o "incluso un posible trastorno o dependencia en la edad adulta".

El estudio refleja que el 58,7% de los estudiantes bebió alcohol y una tercera parte se emborrachó en el último año (un 16,5% en el último mes). "Es posible identificar un perfil en que la prevalencia del consumo intensivo de alcohol es mayor. En concreto, los porcentajes encontrados son significativamente mayores entre los chicos de entre 16 y 18 años, en entornos urbanos, en centros públicos y entre aquellos cuyos padres tienen un bajo nivel de estudios", recoge el artículo.

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