Galicia representa el 6% de la superficie rústica de España y casi la tercera parte de titulares de fincas, pero con un promedio de menos de media hectárea por propietario, claro ejemplo del minifundismo y la fragmentación en el agro gallego. Estas particularidades no influyen, sin embargo, en la oferta del mercado de tierras, en el número de ventas ni en el precio de los terrenos. La comunidad gallega aún está muy lejos de volver a las cifras en las que vender una parcela era rentable, con precios que antes de la crisis alcanzaron el máximo histórico con 16.000 euros por hectárea, como sucedió en 2008. Pero por primera vez desde el inicio de la recesión, que también afectó de lleno al rural, la cuantía media a la que se venden las fincas agrarias en Galicia repuntó en 2016 -último año del que hay estadísticas- después de ocho años consecutivos de descensos.

La última encuesta de precios de la tierra del Ministerio de Agricultura revela que la tarifa de venta de las parcelas se situó el año pasado en 13.699 euros por hectárea, lo que supone un 3,5% más que el ejercicio anterior. Galicia se coloca así como la segunda autonomía con un mayor incremento de los precios, solo por detrás del 5% registrado en Baleares. El descenso más acusado se produjo en País Vasco, con una caída del 4,7%.

En cuanto al tipo de parcelas, Galicia aparece como la segunda comunidad en la que más se revalorizaron las tierras de labradío destinadas a cultivos de secano, en las que se siembran productos que no necesitan de riego como trigo, maíz, avena, habas, cebollas, tomates o melones. El precio de estas parcelas subió en 2016 unos 841 euros más por hectárea. La comunidad destaca además en las cuantías a las que se adquieren los prados naturales de secano, al registrar el mayor aumento de precios en esta categoría en España con un 2,6% de subida, mientras que a nivel estatal las cifras apenas experimentaron variaciones.

Tras cinco años consecutivos de caída, el índice de precios subió en la comunidad el año pasado a los 94,8 euros y recupera los valores alcanzados en 2013. Galicia es la sexta autonomía que menos ha revalorizado el precio de sus tierras en una lista que lideran Aragón y Asturias con 137,7 y 129,3 euros respectivamente. El índice es menor que en la comunidad gallega en Cantabria -que obtiene a cifra más baja con una tasa de 69,4 euros-, Comunidad Valenciana, Madrid, País Vasco y Canarias.

Desde 1983, primer año del hay estadísticas, la evolución del valor de la tierra en Galicia siguió un ritmo imparable que permitió multiplicar por cinco el importe de las ventas desde los 5.656 euros que costaba una hectárea a finales de la década de los ochenta a los casi 16.000 que se logró en 2008.