El presupuesto sanitario gallego del año pasado volvió a quedarse corto, al igual que los ejercicios anteriores, y la Xunta se vio obligada a inyectar paulatinamente fondos adicionales en partidas reservadas a gastos corrientes, como el material sanitario, los medicamentos o la compra de prótesis, así como para saldar facturas pendientes de proveedores. A falta de computar diciembre, la Consellería de Sanidade elevó el desembolso el año pasado en esas cuestiones, así como en operaciones en clínicas privadas para aliviar las listas de espera, en 104 millones de euros.
El Consello de Contas afeó de nuevo el pasado mes de julio la técnica presupuestaria del Ejecutivo autonómico, que utiliza las modificaciones presupuestarias reservadas para cuestiones extraordinarias como un mecanismo con que cubrir gastos corrientes. De los 995 millones en que variaron sus presupuestos en 2016, 522,7 correspondieron al Servizo Galego de Saúde (Sergas), lo que constituyó un incremento del 15,6% respecto al gasto inicial previsto. De esa cifra, 340 millones supusieron ampliaciones de crédito.
Esa práctica "lejos de servir para la atención de gastos imprevistos y no discrecionales, constituyó una herramienta para la cobertura de gastos (principalmente gasto corriente) que son objeto de una deficiente presupuestación, por escasamente realista, y que son reiteradamente presupuestados a la baja para dotarlos de crédito necesario a lo largo del ejercicio, a veces incluso en base a estimaciones y no a necesidades surgidas", expuso el organismo fiscalizador en su último informe.
Entre enero y noviembre del año pasado, la cifra de variación de las cuentas del Sergas se mitigó y, a falta de conocer el balance del último mes del ejercicio, se situó en casi 104 millones, según la información económica remitida al Parlamento. En noviembre se realizó la segunda gran operación del año, con la inyección de 42 millones adicionales para implantes y material sanitario.
Para financiarlos, el Sergas recurrió al fondo de contingencias propio para imprevistos, del que detrajo 41,6 millones para "atender las insuficiencias que se producen en los distintos centros de gestión [...] correspondientes a implantes, otro material sanitario y material de laboratorio y para abonar las facturas pendientes de pago y así evitar posibles reclamaciones de intereses y cumplir el período medio de paro a proveedores". No especifica, sin embargo, qué cantidad se dedica a saldar este último apartado.
El mayor desembolso se produjo en septiembre, cuando el Sergas insufló 60,3 millones procedentes de los 229 que el Gobierno central aportó a Galicia gracias al mejor comportamiento de la recaudación. De esa cifra, 20 se destinaron a recetas, 19 a material médico, 11,8 a prótesis y 9,3 a material de laboratorio, incluyendo el pago de deudas a farmacéuticos.
El primer trasvase de fondos se produjo, sin embargo, en junio, cuando usó 1,5 millones de esa partida adicional estatal para financiar la realización de 1.500 operaciones en clínicas privadas. La factura de los centros concertados creció el año pasado en 18 millones de euros hasta los 217. A mediados de año -último dato disponible-, el Sergas situó la demora para someterse a una intervención quirúrgica en 68,3 días de media, el dato más bajo de la década.
Las cuentas de la Xunta para el presente ejercicio, aprobadas pero pendientes del "sí" a los presupuestos estatales, de los que dependen asuntos como la convocatoria de oposiciones o las subidas salariales, introducen un cambio que podría reducir este año las inyecciones extra. El Sergas eleva en 132,15 millones la partida para "material, suministros y otros", -un 11,24% más-, según destaca el Gobierno estatal en su análisis de las cuentas autonómicas.
