Aunque la pastilla del día después cuesta en torno a veinte euros en una farmacia y en el Servicio Galego de Saúde su dispensación es gratuita desde el año 2006, son cada vez más las mujeres que prefieren pagar pero ahorrarse el trámite de solicitar una consulta médica en un ambulatorio, acudir a un Punto de Atención Continuada (PAC) o visitar un Centro de Planificación Familiar.

El pasado año el Sergas recetó 3.600 píldoras poscoitales, es decir una media de 16 anticonceptivos de emergencia cada día, lo que representa un descenso del 40% respecto a 2015, cuando los centros de la Consellería de Sanidade suministraron 6.000 pastillas de este tipo. Con este nuevo descenso, el consumo de este fármaco bajo supervisión de un facultativo acumula una caída que roza el 90%, casi ocho veces menos desde que su venta es libre en las boticas de todo el Estado.

En septiembre de 2009, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero autorizó la dispensación de la píldora en farmacias sin necesidad de contar con la prescripción médica ni tener una edad mínima para su acceso con el objetivo de reducir el número de embarazos no deseados y los abortos entre adolescentes. Entonces, el Sergas decidió continuar entregando gratuitamente en sus distintos puntos asistenciales este medicamento al entender que "era necesario mantener una consulta médica que asesorara a las mujeres sobre la utilización de métodos anticonceptivos de emergencia".

Sin embargo, la eliminación del requisito de la prescripción médica redujo de forma muy acusada, según datos de Sanidade, el número de píldoras suministradas por el Servicio Galego de Saúde a partir del año 2010. En concreto, la receta médica pasó de las 30.000 pastillas anuales en 2009, cuando aún era precisa la supervisión médica para acceder a su utilización, a las 9.300 del año posterior, tras implantarse su venta libre.

Desde entonces, la caída en el consumo anual de estas píldoras a través del Sergas ha sido constante, hasta hace dos años, cuando el descenso se suavizó y estabilizó. En base a las cifras de 2014 y 2015, cuando se prescribieron entre 5.000 y 6.000 píldoras, a comienzos del pasado año la Consellería de Sanidade sacó a concurso la adquisición de un nuevo lote de anticonceptivos para surtir durante un año a los centros del Sergas con la previsión de repartir unas 6.900 dosis anuales. Finalmente, la demanda ha sido la mitad de la estimada.

La píldora poscoital, que permite evitar un embarazo tras mantener una relación sexual sin protección, en la que los métodos anticonceptivos empleados fallaron o en caso de violación, puede tomarse hasta 72 horas después. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud, si se consume dentro de las 24 horas posteriores a la relación sexual desprotegida tiene una eficacia promedio en la reducción del riesgo de embarazo de un 94%.