Las comunidades autonómicas compiten entre sí para atraer al capital y lucrarse de él gracias a los impuestos, aspecto que contribuyó a que Galicia perdiese el año pasado 27 empresas. La armonización fiscal para evitar esa guerra soterrada generó ayer el principal desencuentro en la cumbre autonómica, en la que al menos siete comunidades plantearon la necesidad de unificar cargas impositivas. Seis de las gobernadas por el PSOE -Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Aragón, Valencia y Baleares, gobiernos de coalición estos tres últimos- y Cantabria abogaron por establecer una igualdad de impuestos, en contra de la libertad competencial que cada territorio posee.

Las conversaciones giraron alrededor de los impuestos de Sucesiones, Transmisiones Patrimoniales y Patrimonio y la carga autonómica del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), como reconoció el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Este declaró que no se había tomado decisión alguna al respecto, pero sí se acordó elaborar un estudio sobre cómo ejerce la presión fiscal cada autonomía. "Es un tema abierto", indicó.

"Las competencia entre comunidades no puede ser a base de rebajar impuestos y mucho menos rebajarlos sin criterio", justificó la consejera de Hacienda extremeña, Pilar Blanco-Morales, tras una conferencia en la que este tema generó un encontronazo verbal entre Miguel Ángel Revilla y la popular Cristina Cifuentes, presidentes de Cantabria y Madrid, respectivamente.

El primero reprochó a la segunda las bonificaciones de Madrid -que rebaja al 99% el impuesto de Sucesiones y Donaciones- gracias a su estatus de capital, crítica a la que respondió la madrileña. Fue el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien medió el debate para evitar que el rifirrafe subiese de tono, según Europa Press.

Galicia mantiene una postura equidistante. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, propone establecer una "horquilla de máximos y mínimos" en la carga impositiva para respetar la autonomía de cada comunidad, pero garantizar también cierta homogeneidad. La Xunta suprimió el año pasado el impuesto de Sucesiones para los primeros 400.000 euros y en el ámbito rural, además de rebajar tramo autonómico del IRPF.