Carla tenía 13 años cuando su novio Tony le pidió un vídeo de contenido sexual. Accedió y después grabó para su pareja cuatro más porque le amenazó con difundir por las redes el primero, si no le facilitaba nuevas imágenes. Cuando los vídeos empezaron a circular por internet, la directora de su instituto denunció el caso, y aún así la joven solicitó la retirada de la querella porque "le quería y no podía hacerle eso a su novio". La adolescente, que hoy tiene 14 años, que fue vejada en las redes y hubo de mudarse con su familia de ciudad, aún disculpa a su expareja y defiende su libertad para grabar vídeos de contenido sexual, sin entender el daño que le ha causado su exnovio y sin comprender que la sociedad en la que vive todavía premia al "campeón" de Tony, pero estigmatiza a jóvenes como ella. Los vídeos de la polémica se retiraron de internet, pero se vendían a un euro en los campos de fútbol a los adolescentes de su municipio.

Con el caso de esta chica que llegó a su despacho, Maribel Cárdenas, técnica y asesora en políticas de igualdad de la Diputación de Barcelona, quiso ayer desde Soutomaior alertar de la violencia 2.0: "El discurso se moderniza, pero incluso es más cruel contra las mujeres. Existe una hipersexualización de las mujeres, como si fuese nuestro estado natural, lo que supone un retroceso importante en los derechos de las mujeres". Y añadió: "El 70-80% de los jóvenes" aprenden sexo en las redes, viendo vídeos pornográficos donde a las mujeres se les trata como objetos. "La violencia contra la mujer es estructural, no es una anomalía del sistema, no es un fenómeno aislado, forma parte del sistema y es un modo para perpetuar el patriarcado", reflexionó Cárdenas.

"La industria del sexo y del ocio es un enemigo brutal para la mujer" afirmó, para después demandar "políticas públicas que permitan cambiar el mundo" porque como dice la antropóloga Rita Segato "la acción sin teoría amenaza con producir pesadillas".