Largas colas para matricularse desde antes de que amanezca o esperas de que una renuncia facilite una plaza a la que no se llegó a tiempo. Aunque en ciertos grupos (por una cuestión de horarios), todavía se mantiene esta estampa, las escuelas oficiales de idiomas van perdiendo fuelle y las cifras de inscritos lo demuestran. Durante este curso se reparten entre los más de 1.600 grupos esparcidos por todo el mapa gallego (más de 220 solo en Vigo) un total de 28.508 estudiantes, la cifra más baja registrada desde el inicio de la crisis, y la lengua de Shakespeare, aunque sigue siendo la favorita de la mayoría de quienes deciden invertir su tiempo en aprender otro idioma, es la que más se desinfla y la principal responsable del descenso de inscritos, en 7 de cada 10 de los casos.

Hace solo un año, quienes se hacían con una plaza en alguna de las escuelas de idiomas de la comunidad ascendían a 32.464 personas, una cifra que supone un 12% más -prácticamente cuatro mil estudiantes más en números absolutos- que la registrada este curso, según datos de la Consellería de Educación. Las estadísticas permiten confirmar que, tras un período de bonanza de las escuelas de idiomas, que vieron crecer el número de inscritos durante los años de crisis, desde el curso 2008-09 hasta el de 2013-14 más de un 52 por ciento, el entusiasmo por estas instituciones ha decaído desde hace dos años.

Así, si la cifra récord de alumnos registrada por Educación se alcanzó en 2013-2014, con 34.812. De ellos, estudiaban inglés el 65% del total. El peso de la lengua anglosajona, que reina en todos los períodos, sigue siendo el mismo -también es la opción ahora de 65 de cada cien estudiantes-, solo que el número de alumnos ha bajado, el total, y el de quienes eligen ese idioma. De hecho, es la caída de la cifra de los interesados en inglés la que acentúa el declive de estas escuelas. De los casi 4.000 alumnos que se perdieron con respecto al año pasado, el 67% del total se restaron a las aulas de inglés. Durante el curso anterior las matrículas también se habían reducido con respecto a 2013-14 casi un 7%, en más de 2.300 gallegos, y la mayor sangría, ya que abarcó a más de 1.400 alumnos, también se correspondía con los aspirantes a leer a Dickens en su idioma.

Esta reducción no se explica por el descenso de plazas. Según Educación, no se han recortado. Tampoco parece una cuestión de recursos, ya que las tarifas de estos centros son las más módicas para abordar el aprendizaje de una lengua (un máximo de 127 euros al año, y eso si uno se matricula por primera vez). Es una cuestión de demanda. Desde Educación lo explican con que los estudiantes de inglés, que concentra el principal interés, llegan a un fin de ciclo, es decir, empezaron muchos, usualmente en 3º, dada su formación previa en los institutos, y ahora acabarían la formación de la escuela.

De repente, con la crisis, mucha gente quiso mejorar el inglés aprovechando que tenía tiempo por no hallar trabajo y se ha llegado, recalcan, al "tope". A la vez, el descenso se produce en un contexto en el que se va consolidando la formación en un sistema educativo que apuesta por un modelo plurilingüe donde los idiomas gallego y castellano convivan con el inglés, lo que puede hacer menos necesario el recurso a extras para completar la formación. Además, muchos ciudadanos recurren a las academias, que les permiten acceder a alguno de los títulos específicos y valorados en ciertos mercados, como el Toefl, en Estados Unidos, o el de Cambridge, para la UE.

Pero el inglés no es el único de capa caída. El francés perdió casi 700 alumnos en un año y el alemán, que en los últimos años se puso como requisito para buscarse la vida en el país centroeuropeo, casi 500. Ganan ligeramente adeptos el portugués (5 personas), el español (20), el japonés (46) y, sobre todo, el gallego (65 más).