"Hace muchos años que vivo en Santiago, ciudad que conozco bien, y sí se puede regresar de Decathlón a la zona del garaje por la Avenida de Lugo". Fue una de las frases que dirigió el abogado de Rosario Porto al fiscal, De Aranguiz, aludiendo a las conclusiones leídas el día anterior por la acusación. El fiscal negó que Rosario realizara los viajes a mayores que describió la tarde de los hechos; considera que la visita a Decathlón descrita era para ajustar los tiempos. También se refirió a los relatos que apuestan por la culpabilidad de ambos acusados, en un plan conjunto para matar a la pequeña, asegurando que le parece extrañísimo, tras 35 años de profesión, que una persona busque un lazo con su expareja matando a la hija. En cuanto a los hechos que no le encajan a Aranguren, está "una búsqueda en el móvil de Porto de un autor literario" (refieriéndose a Muñoz Molina) la supuesta tarde-noche de los hechos, "no lo entiendo". La abogada de Alfonso Basterra, Belén Hospido, tuvo también ocasión de lanzar varias crítica a la exposición de la letrada Rocío Beceiro, de la Asociación Clara Campoamor (acusación popular): "no es que Alfonso no tenga oficio ni beneficio, eso no es cierto, vive de su trabajo, de un modo modesto pero digno". También le llamó la atención a Beceiro por insinuar que los hermanos de Alfonso pudieron mentir sobre el ordenador: "son hermanos", apuntó Hospido retomando las palabras de la acusación popular. "Por esa regla de tres también podemos pensar que una testigo que presentó aquí unos resultados toxicológicos, hermana de la letrada, pudo mentir", por el hecho de serlo. Para Hospido, "nadie se acordó del ordenador hasta el 4 de octubre" e insistió en que cuando se realizó el registro "se hizo a toda prisa y no buscaban eso". Recordó que ella misma aconsejó a Alfonso dejar de colaborar en un momento dado tras ver publicada una información del caso a la que ella no había tenido acceso. Tanto Rosario Porto como Alfonso Basterra, renunciaron ayer al final de juicio a expresar sus últimas palabras antes de que se dicte el veredicto. Porto no dijo nada, con rostro lloroso, y Basterra contestó al presidente del tribunal, Jorge Cid: "Nada que decir". Así terminaron, ayer, tres semanas de juicio, con largas sesiones diarias entre unos 70 testigos y expertos de diversos departamentos que analizaron muestras y resultados. Tras la vista, Rocío Beceiro, de la acusación popular, expresó que los alegatos de las defensas de los padres son "una visión sesgada" de lo que ha ocurrido en 18 jornadas de juicio. Para Beceiro, es "muy difícil" saber si estos alegatos han resultado convincentes para los miembros del jurado: "pero ellos saben cuando las defensas, en estas sesiones, decían todo o solo lo que les interesaba". Para la letrada, Aranguren y Hospido han hecho "lo que tenían que hacer: sembrar dudas" en el jurado popular, que a partir del lunes se reunirá para deliberar su postura final. Aranguren, el abogado de Rosario Porto, sostuvo que mantiene "plena confianza" en el veredicto del jurado puesto que, a su parecer, han quedado "pocas dudas" sobre la absoluta "falta de pruebas". El letrado considera que ha quedado desacreditada la supuesta "ejecución conjunta de esa barbaridad que se les atribuye". Sobre su defendida, admitió que "a estas alturas", en la que lleva dos años y un mes en prisión, después de escuchar lo que se dijo de ella, es "bastante escéptica" ante el dictamen final.