Un poco más tarde de lo previsto, a las diez menos diez de la manana, empezaba el juicio al autor confeso del robo del Códice Calixtino, José Manuel Fernández Castiñeiras, y lo hizo con la intervención de la abogada de la defensa, Carmen Ventoso, que, tal y como había anunciado, solicitó la "nulidad de todas las actuaciones" realizadas durante la instrucción porque considera que, esta, como ya avanzó el jueves, fue "un manual de lo que no se debe hacer y se produjo "incluso" "violación del propio ejercicio de derecho de defensa". "Ninguno tuvo un juez imparcial", sostuvo ante el tribunal, en alusión no solo al exelectricista de la catedral, sino también a su esposa Remedios Nieto, y a su hijo, Jesús Fernández.

No obstante, la Fiscalía considera que "no se pueden estimar las cuestiones" planteadas por la defensa. "Creo que se respetaron los derechos fundamentales", señaló Antonio Roma, aunque añade que "habrá que esperar al resultado de la prueba".También José Antonio Montero, abogado de la acusación particular ejercida por la catedral, defendió que todas las pruebas cuestionadas por la defensa son "plenamente válidas".

Ahora habrá que esperar hasta mañana, cuando a primera hora el tribunal que juzga el caso hará constar si estima o no las cuestiones previas presentadas por la letrada de la defensa.

En concreto, entre otros asuntos, Ventoso se refirió a la instalación de micros en casa del imputado. "No existe cobertura legal que lo autorice", alegó Carmen Ventoso. También aseguró que cuando empezó la declaración Castiñeiras estaba detenido "ilegalmente".

"Una nulidad precede a otra más grave", proclamó la letrada, que se aludió asimismo a la entrada y registro en el domicilio de O Milladoiro, al registro en el coche propiedad del extrabajador del templo y al del garaje en donde fue hallado el valioso manuscrito medieval entre bolsas y cartones. En concreto se refirió a este último diciendo que este registro "no tiene valor de prueba".

Ventoso criticó asimismo la declaración realizada por Castiñeiras ante el magistrado. Recibió un trato "cuasi despectivo", alegó la letrada, que añadió que se produjo "coacción". En esa línea cuestionó también la confesión.

No obstante, el fiscal del caso, Antonio Roma, considera que "existe una declaración palmaria, plena,completa y espontánea" y que las cuestiones "deben ser desestimadas". La acusación particular, la de la catedral, en manos de José Antonio Montero, también defendió que "no hubo coacción, no hubo amenaza y fue ante letrado".

En relación a las cámaras de seguridad de la catedral, Ventoso solicitó la nulidad de dichas pruebas al afirmar que no constaban como tales ante la Agencia de Protección de Datos e incluso sugirió que pudieron ser manipuladas porque el templo tardó un año en entregarlas. "Fue a posteriori" del robo del Códice, dijo, cuando la catedral reguló la situación de las cámaras y la agencia estatal tuvo conocimiento de su existencia. Para Roma, el acusado conocía dónde estaban las cámaras y así lo reconoció en su declaración, por lo que no cabría anular las imágenes obtenidas.

Sobre la recusación de José Antonio Vázquez Taín, Ventoso proclamó que "es nulo todo lo actuado" mientras no se decidió la recusación, percepción que no compartieron ni el fiscal ni la acusación particular, quienes recordaron que la Audiencia ya se había pronunciado al respecto.

Un poco más tarde de lo previsto, a las diez menos diez de la manana, empezaba el juicio al autor confeso del robo del Códice Calixtino, José Manuel Fernández Castiñeiras. La intervención de la defensa se prolongó durante casi un par de horas y la primera sesión del juicio concluyó poco antes de la una de la tarde.

A diferencia de lo que ocurría el pasado jueves, cuando un síncope que le obligó a ingresar en el Hospital do Salnés el pasado jueves y le impidió asistir a la vista que se celebrababa por la supuesta sustracción de correspondencia a sus vecinos, esta mañana el extrabajador del templo finalmente se sentó en el banquillo para responder también del presunto robo de dinero en la catedral.

A su lado, también estaban su esposa, María Remedios Nieto Mayo, y su hijo, Jesús fernández, a los que se imputa el delito de blanqueo de capitales.

La abogada de la defensa presentó documentación original relativa a los ingresos lícitos recibidos por Fernández Castiñeiras durante su vida laboral. Por ejemplo, el contrato del la catedral, que afirma que "acredita" que desde 1965 a 2005, cuando sufrió el ictus, "hay ingresos". También aporta el original de la vida laboral.

Los imputados asistieron a la sesión cabizbajos y también asi se enfrentaron a la prensa.