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Victorino Fernández: "Muchos dueños pactan con el inquilino antes de dejar el local vacío"

"Yo empecé a negociar con el propietario en verano y acordamos una subida del 25%"

Victorino Fernández, en el negocio que abrió su padre hace casi 35 años en López Mora. // Ricardo Grobas

Acaba de cruzar la barrera de los 50 años y continúa con el negocio familiar de ropa de caballero que abrió su padre en 1985 en la calle López Mora. Su progenitor se llama exactamente igual, Victorino Fernández, y en la actualidad tiene 76 años: "ahora se dedica a disfrutar, con sus amigos, después de toda la vida detrás de un mostrador". "Empezó con 14 años en los Almacenes Olmedo y después de trabajar en varios lugares, siempre de comerciante, en los ochenta montó su propia tienda", expresa Victorino Fernández (hijo), actual propietario del comercio Luas.

En breve la tienda familiar cumplirá 35 años y, en parte, será posible tras la negociación del nuevo alquiler con el propietario. Otros no corrieron esa suerte y, ante el aumento del precio, renunciaron a continuar y se mudaron a otros locales de menor coste.

El negocio de 'los Victorinos' es uno de los 4.500 en Galicia afectados por el fin de la renta antigua. "En mi caso, la relación con el propietario es buena, son incluso clientes, nos conocemos desde hace mucho. Empezamos a negociar el tema de la renta en verano y llegamos a un acuerdo, calculo que el incremento total será del 25%", explica Fernández, que apunta que en la actualidad, debido a la crisis, "el mercado del alquiler de los locales está como está, ya que hay muchos locales cerrados". "Muchos propietarios, yo creo que la mayoría, prefieren quedarse con el inquilino que tienen, que cumple todos los meses, a aplicar un incremento muy grande y arriesgarse a que el local quede vacío", argumenta Fernández. Por ello, explica que en muchos casos se acuerdan incrementos a 4 o 5 años: "cada caso es distinto, como también es distinta la relación con los propietarios".

"Es que, en estos momentos, si un local queda vacío, igual no aparece otro inquilino para alquilarlo en dos o tres años o incluso más", añade Fernández. Apunta que en una ciudad como Vigo tampoco hay muchos casos de comercios históricos: "no es como en Madrid o las grandes ciudades, en esos casos sí que hubo comercios de gran trayectoria que tuvieron que cerrar o mudarse a otro lugar y esos locales pasan a costar muchísimo dinero".

Especializarse

Cuenta Victorino que la situación del comercio minorista poco tiene que ver con la de 30 años atrás. "Fue complicada la llegada de las grandes superficies, claro, y también internet ha provocado un giro en los hábitos de compra", cuenta Fernández. Asegura que la clave para sobrevivir es, en su caso, "la especialización, la calidad y el trato próximo con el cliente". "Tenemos clientes de siempre, incluso ahora los hijos. Hubo una época muy dura, con la llegada de los centros comerciales, en la que la gente pasaba por delante y ni miraba al escaparate. Afortunadamente, sobrevivimos", concluye Fernández.

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