Aunque en la práctica ya lo son, tanto Novagalicia como CatalunyaBanc podrían convertirse todavía más en bancos puente. Es decir, en entidades exclusivamente con activos de buena calidad como paso previo a su venta. Es una de las opciones que en este momento se barajan en el FROB ante las advertencias que los expertos contratados para diseñar el plan estratégico con las nacionalizadas lanzan respecto de las graves consecuencias que podría tener una subasta muy tarde de los bancos gallego y catalán. La solución obligaría, según informaba ayer El País, a sacar del balance de ambas otros 12.000 millones de euros en créditos, susceptibles de ser traspasados a la Sareb.

Con la negativa del Banco Central Europeo a que el banco malo pueda financiar créditos falllidos, la alternativa implicaría que el Gobierno recurriera a otra vía de financiación para NCG y CatalunyaBanc y que, según el mismo periódico, sería el Tesoro. Esta segunda limpieza tras la segregación del lastre del ladrilloy la inyección pública permitiría facilitar la privatización de las dos entidades.