Desde sus tiempos como jefe de máquinas del PSOE, José Blanco ha pasado más tiempo en boca de los socialistas gallegos que paseando por la comunidad, y eso que cada fin de semana en sus tiempos de ministro de Fomento se dejaba ver por esta tierra.

Las quinielas del PSdeG siempre lo han situado como un primum inter pares, el favorito para dirigir el partido, y Blanco siempre se ha dejado querer. Su condición de candidato, en caso de querer dar el paso, se enfrenta ahora al gran reto. Si el juez no lo procesa, habrá fumata blanca y vía libre para competir por el cetro de los socialistas gallegos. Si se sienta en el banquillo, fumata negra y entonces lo más probable es que el partido elegirá líder mientras Blanco dirime en los tribunales sus problemas.

Al exministro se le agota el tiempo, pues el PSdeG ha fijado las primarias consultivas para el 1 de junio y el congreso que refrendará su resultado para el 6 de julio. El entorno de Blanco siempre ha explicado que este solo anunciaría sus movimientos en cuanto se fijase el cronograma de la renovación del PSdeG, a cuyo frente sigue Pachi Vázquez, al que el propio exvicesecretario general del PSOE promocionó cuando Touriño fue forzado a dimitir tras la derrota del bipartito por la pérdida del BNG de un escaño. Pero la resolución del caso Campeón se alarga.

Las fuentes socialistas consultadas no se ponen de acuerdo sobre las posibilidades reales de Blanco, que al menos debería competir con su aliado José Ramón Besteiro, presidente de la Diputación y único que ha anunciado su decisión de pugnar por el liderazgo del partido. Fuentes de la cúpula consideran que Blanco es quien más capacidad tiene para aglutinar el PSdeG, si bien otros creen que su tiempo ha pasado, debilitado por la sombra de Zapatero y el apoyo dado a Elena Espinosa, derrotada por Vázquez en el cónclave del año pasado.