Como ya ocurrió con la macrocolocación en una sola tanda de los 1.000 millones de euros para cubrir amortizaciones con la que estrenó el año, la Xunta se ha dado prisa en lanzar su nuevo paquete de endeudamiento tras la autorización obligada del Gobierno central el viernes de la pasada semana. De 201,4 millones esta vez, en cinco operaciones formalizadas estos últimos días y que suponen el estreno de las restricciones del Ministerio de Hacienda a las comunidades que siguen buscando financiación en los mercados, al margen del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA). Los tipos de interés no pueden superar los 100 puntos básicos respecto a lo que desembolsa el Tesoro para llenar las arcas estatales, frente a los 250 permitidos hasta ahora. Y el Ejecutivo gallego vuelve a sacar pecho, porque lo ha conseguido, y a mandar un mensaje de resistencia al equipo liderado por Cristóbal Montoro. La primera región, de hecho, con una remuneración media del 4,17%, según la Consellería de Facenda, lo que supone quedarse ligeramente por debajo del techo marcado por Moncloa.

"Galicia tiene una imagen de solvencia, seriedad y de rigor para todos los inversores extranjeros", defiende la conselleira Elena Muñoz. La colocación de los bonos, la fórmula elegida para el total de la deuda, se repartió, precisamente, a partes iguales entre entidades españolas y foráneas. La remuneración máxima fue del 4,9%. A falta de más detalles desde Facenda, las tres emisiones que constan en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) recogen una operación de 100 millones con vencimiento en mayo de 2016 a un 3,89%. Otra de 31,1 millones también a tres años de vencimiento a un 4%. Y una tercera de 25 millones, de amortización en seis ejercicios, con un cupón del 4,875%.

¿Cuánto paga el Tesoro? Los bonos a tres años subastados este jueves ofrecieron una retribución media del 2,632% y un 3,572% los de cinco años, que la pasada semana cotizaron al 4,275%.

A estas alturas del año, la Xunta alcanza el 85,9% de su programa de endeudamiento, estimado en 1.427 millones de euros, con la suma de recursos nuevos, vencimientos y déficit. En 2011 fue la única en completarlo "en tiempo y forma" y la primera en hacerlo en 2012, recordaba Manuel Galdo, director xeral de Política Financiera ayer durante su comparecencia en la Comisión de Economía del Parlamento para hablar de la política de deuda del Ejecutivo autonómico. Con un incremento "moderado", dice, en lo que se paga a los inversores, y que en el capítulo de gasto financiero para los presupuestos representa una reducción del 25% -hasta el 3,68% de los gastos- en relación a 2007. "Nuestra estrategia de estos cuatro años es de libro -defiende-. No se despreció ni un euro de endeudamiento ni se pagó uno de más".

Esa planificación sigue, según Galdo, los principios de "seguridad, prudencia y diversificación". Porque el 100% de la deuda es en euros para evitar riesgos de cambio, el 60% a tipos fijos y se reparte entre un 62% de emisiones -con clientes españoles, de Francia, Alemania, Holanda, Gran Bretaña, Noruega y EEUU-, un 1% en préstamos movilizables típicos del mercado alemán (los Schuldschein), un 16,5% en acuerdos con entidades públicas, como el BEI, y un 21% en créditos directos con bancos nacionales y extranjeros.