El 52% de las carreras evaluadas este año por la Axencia para a Calidade do Sistema Universitario de Galicia (ACSUG) incumple requisitos de calidad obligatorios para poder afianzarse en los próximos años como títulos consolidados de las tres instituciones académicas gallegas. Se trata de informes de seguimiento que miden la calidad y las buenas prácticas de los grados, exhaustivos estudios elaborados por la agencia que depende de la Xunta y que se encarga de auditar que la oferta de Galicia en Educación Superior se ajusta a los niveles exigidos de calidad y eficiencia. La ACSUG examinó en esta ocasión 67 títulos de grado, de los cuales 32 pasaron la evaluación y en otros 35 el resultado final es "no conforme", al fallar en alguno de los indicadores que deben cumplir. La Xunta, a través de la ACSUG, insta a corregir los resultados negativos.

El informe final de seguimiento hecho público por la ACSUG analiza, en esta ocasión una muestra de casi 70 carreras adaptadas todas ellas a Bolonia (prácticamente la mitad de los grados que imparten las tres instituciones académicas gallegas). La gran mayoría de los grados analizados recibieron la acreditación de la ACSUG en el año 2009, algunas de ellas con modificaciones en 2010 y en 2011, y ahora se someten al examen de los evaluadores oficiales (comisión en la que participan catedráticos, alumnos y profesionales de la rama). El reto es comprobar en qué indicadores fallan y en cuáles es correcta su evolución.

¿Y en qué fallan los grados que no logran pasar el examen de la agencia de calidad? La mayoría de las titulaciones incumplen parte de los objetivos que el propio grado se marcó en su diseño inicial, teniendo en cuenta que el Espacio Europeo de Educación Superior obligó a redefinir los planes de estudio de todas las carreras para convertirse en grados de cuatro años y otros muchos nacieron precisamente con Bolonia, ya que antes no existían. La mayor parte de las carreras que deben mejorar para aprobar la auditoría cuando vuelvan a presentarse, como si de una ITV se tratase, fallan en planificación de las enseñanzas (relacionado con la distribución de contenidos), en el sistema de garantía de calidad, que consiste en que cada carrera mida su propio nivel a través de indicadores de buenas prácticas que le permita autocontrolar la eficacia de los estudios, o también en la parte de resultados, que tiene que ver con el rendimiento del alumnado, entre otras variables.

Es también habitual que la Xunta, a través de la ACSUG, inste a cambiar aspectos relacionados con el título del grado, si se ajusta o no el nombre a la esencia de la propia carrera, con la justificación de dicha carrera, con los recursos humanos, servicios o materiales con los que cuenta cada titulación en su día a día o con el calendario de implantación del nuevo grado.

El informe de la ACSUG insiste en la transparencia de las universidades a la hora de informar sobre cada carrera, por eso también penaliza en muchos de los grados que no pasaron la evaluación que falta información pública, ya sea a través de la web o de los organismos de educación encargados de tramitar los estudios. El reto no es otro que orientar a las universidades sobre cómo evoluciona la implantación de los grados de Bolonia, de modo que estén lo más vinculados posible con el mercado laboral, no existan duplicidades entre carreras y sean, en definitiva, más atractivos y más competitivos.