Desde el estallido de la crisis económica en 2007, la obtención de liquidez se ha convertido en uno de los principales obstáculos para el tejido empresarial, incapaz de obtener dinero físico con el que pagar a proveedores y trabajadores. Como una fórmula para evitar este problema, las firmas gallegas han disparado el recurso al ´factoring´, que permite dejar en manos de una entidad financiera el cobro de facturas a cambio de una comisión. El volumen de capital vinculado a esta modalidad rozó el año pasado los 5.000 millones de euros, un 67% más que los 2.998 registrados en 2007, cuando se desató la tormenta económica actual.

Esta vía de financiación consiste en que una entidad bancaria se hace cargo de las facturas pendientes de cobro de una empresa a cambio de una comisión. La empresa se garantiza el ingreso de pagos atrasados y la entidad financiera gana un porcentaje y luego cobra el 100% de la factura al cliente final. Todos ganan aparentemente.

Los datos de la Asociación Española de Factoring reflejan un incremento a nivel estatal desde el inicio de la crisis del 19%, tres veces menor al registrado en la comunidad.

Las empresas se han lanzado a esta vía de financiación para paliar sus problemas de liquidez y afrontar el día a día (pago de nóminas, compra de material, abono de facturas...).

Prefieren contratar este servicio con una entidad financiera y perder algo del beneficio a cambio de disponer rápidamente de circulante, a pesar de que la reforma del mapa financiero ha provocado que algunas entidades también restrinjan el acceso a esta vía de financiación.

Son autónomos y pequeñas y medianas empresas (pymes) las que más acuden a esta fórmula, explican desde la Asociación Española de Factoring.

"Esta fórmula está cubriendo el hueco que ha dejado la banca tradicional al restringir los créditos, así que se está aceptando", indica Francisco Javier Bello, presidente de la Federación Gallega de Autónomos.

"Las grandes empresas disponen de liquidez y patrimonio suficiente, y también pueden acceder al mercado internacional para obtener financiación", añade.

La patronal gallega coincide en que las firmas acuden a esta fórmula "para resolver problemas puntuales de financiación", pero alerta de que cuenta con unas cargas mayores que la banca tradicional. "No es un sistema de gestión de cobros que se pueda considerar de manera habitual dado que conlleva un coste financiero mayor que otras opciones", explican fuentes de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG).

El coste puede rondar de media el 2,5%, pero también añade una ventaja. "Puede ahorrarte costes del departamento de administración porque la entidad ya gestiona sus facturas", explica Bello, quien matiza que los problemas de acceso a crédito existentes generan que no se preste tanta atención a lo que se firma.

"Ya no se discute el coste de la comisión, sólo si te conceden financiación o no", asegura antes de recordar que los problemas de liquidez causa la desaparición del 80 por ciento de autónomos.