El presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, reiteró esta semana su intención de reducir la Administración y las empresas públicas, y el de la Xunta, Núñez Feijóo, la de la llamada Administración paralela. ¿Ha llegado la hora del adelgazamiento administrativo público?

-M.C. P. Santamariña. Imos ver: dende a Confederación Intersindical Galega, defensores coma somos do público, entendemos que a Administración pública, ao servizo da sociedade democrática, é imprescindible, e que a chamada “paralela” non. Agora ben, resulta preciso engadir que a realidade é a que é, e efectivamente esta cuestión dun posible adelgazamento non só afecta a Galicia, senón tamén ao resto das Administracións, tanto a central como a local.

-J. C. Rivas Vázquez. Desde CSIF entendemos que es un tema muy complejo. En la llamada Administración paralela existen organismos muy heterogéneos que desde luego no están regulados de un modo razonable: es un cajón de sastre donde entran distintos entes con diferentes circunstancias que hacen difícil el análisis. Desde luego de lo que estamos radicalmente en contra es de eso que se ha venido a denominar “Administración paralela”, aunque dentro de ella hay organismos que funcionan con parámetros públicos y que desarrollan una tarea regulada.

-Francisco Núñez. Desde UGT estamos absolutamente en contra de eso que se llama adelgazamiento de la Administración pública, sobre todo cuando se usa el término como peyorativo, y por supuesto rechazamos la idea de la “paralela”. Eso sí, no queremos olvidar que hay algunos entes regulados por el Derecho Administrativo y que están en sus actuaciones en el ámbito de lo público con tareas además controladas democráticamente por el Parlamento y por las leyes y reglamentos.

El concepto maldito es el de “chiringuito”, ¿no?

-P. Santamariña. Partindo de que neste intre a situación é pouco menos que caótica, coas externalizacións e as privatizacións máis ou menos encubertas, e mesmo os chiringuitos, haberá que vixiar e controlar que a xestión de servizos volva ao ámbito do público, de donde nunca debería ter saído. Pero unha cousa é a externalización e xestión directa das privadas, e, que están autorizadas pola lei, e outra que habería que ir a reformas legais para regular a creación de diferentes entes, sociedades anónimas, consorcios, fundacións, etcétera.

-J. C. Rivas. Cosa diferente, en efecto, son los llamados chiringuitos, sociedades mercantiles y otro tipo de ente, que realmente no atienden a una función común. Y esos chiringuitos en ningún caso son necesarios, ni atienden al fin al que dicen que se dedican, casi siempre son individuales o partidistas. Hay bolsas de voto cautivo que se atienden con redes clientelares al servicio de uno y otro partido. Estamos en contra de eso porque la Administración pública ha de ser capaz, y de hecho lo es, de hacer gestión directa de lo público.

-F. Núñez. Me interesa señalar que nuestra oposición a esas administraciones paralelas, y por supuesto a los conocidos como chiringuitos, una oposición frontal, se debe básicamente es que escapan, tanto en materia de condiciones laborales como económicas, a lo que antes cité, que es el control democrático del Parlamento. Por lo tanto para la Unión General de Trabajadores, y buscando una síntesis para lo que quiero decir, las administraciones paralelas, las haga el gobierno que las haga -porque las hacen todos-, son una lacra en materia presupuestaria y laboral.

El hecho de que se quiera reducir obliga a plantear si sobra o no Administración...

-P. Santamariña. Non sobra en absoluto. O que fai falla é racionalizala. Hai departamentos que padecen carencia de persoal e outros onde hai que redistribuilo. E a tasa -baixa- de reposición é unha das chaves que fai que todas estas empresas e organismos paralelos crezan de xeito elevado, xa que por un lado se corta o acceso ao emprego público e por outro lado péchanse outras vías. Os servizos públicos hai que dalos, a Administración hai que mantela, e non se logra recurtando o acceso ao emprego público.

-J.C. Rivas. Yo creo que al margen de conocidos y reiterados discursos demagógicos sobre el tamaño de la Administración, lo que importa de verdad es que los servicios públicos que se dan al ciudadano sean de calidad en Sanidad, Educación, etcétera. Y el único modo de garantizar eso es que haya el personal necesario, profesional y cualificado. Frente a eso, efectivamente, hay un proceso de reducción, e incluso de restricciones, para cubrir bajas por ejemplo. Y eso es absurdo, erróneo y además negativo.

-Núñez. La cuestión nace viciada porque no se han planteado determinados parámetros. ¿Sobra Administración? Sí y no. Depende de lo que el ciudadano quiera. Si quiere determinados servicios no sólo no sobra, sino que falta. Muchas veces se ve que hay quien piensa que los servicios que se prestan, al ser públicos, no tienen coste, y entonces hay que darlos todos sin más, pero cuando se dice lo que eso cuesta se responde que es una barbaridad. Creo que el enfoque debe ser otro: analizar lo que se demanda.

La fórmula de externalizar se impone, parece...

-P. Santamariña. A presencia da Administración non se garantiza con externalizar ou privatizar o que é non xa xestión, senón outras cousas. Estamos a ver o que ocorre coa Sanidade galega e é sangrante, ata o punto de que semella imposible de crer. E voltando á taxa de reposición quero insistir en que moitas veces non só se precisa substituír un por un ao persoal que causa baixa, por exemplo, senón incrementalo en función das necesidades auténticas dos servizos.

-J.C. Rivas. Miren, hay un tipo de anuncios, de restricciones, que sólo son una pantalla para vestir supuestas medidas de austeridad en el gasto y demás teorías, pero son en el fondo absolutamente falsas porque en la realidad sucede que dadas las limitaciones que se marca la Administración, es obligado acudir a las asistencias técnicas, a la administración paralela, o a externalizaciones increíbles como la organización de la defensa contra incendios forestales en Galicia

-Núñez. El hecho de la externalización y de la existencia de la administración paralela demuestra que los políticos que dicen que sobra Administración mienten. Porque, si sobra, ¿por qué se hacen asistencias técnicas, se habla de que hay que buscar fuera lo que ya se tiene dentro y mejor, como el caso que se ha citado de los servicios de prevención y extinción de incendios forestales? La gente tiene que saber que el coste de todo eso es una millonada, aparte lo que se destruye como país.

A ver: la idea de muchos es que lo privado es más barato que lo público.

-P. Santamariña. En absoluto. Este tipo de argumentacións o que causa é problemas a colectivos de traballadores e traballadoras aos que se lles impoñen condicións xeralmente precarias, con niveis retributivos impresentables, e hai que ver só o conflito dos profesionais deportivos, un servizo municipal que foi privatizado e aí están os efectos: pésimos salarios, malas condicións laborais e sen calidade de servizo.

-J.C. Rivas. Es necesario negar la mayor, es decir, afirmar contundentemente que no es cierto que el servicio privado sea más económico o más eficaz que el público. Nada hay que lleve a corroborar eso, sino todo lo contrario. Y si hay ahorro es a base de recortar salarios y calidad laboral en las empresas. Por cierto, nunca hay rebajas en los cargos directivos, y ahí están los contratos blindados para gerentes en entes y sociedades.

-Núñez. Insisto en que es medible la eficacia de la Administración y de la paralela, y por tanto poco opinable: la profesionalidad de la función pública es efectivamente la mejor garantía para la prestación de los servicios públicos en el nivel de calidad que los ciudadanos demandan. Y es curioso que cuando hay fallos en los chiringuitos, se imputa la responsabilidad a la Administración aunque no forman parte de ella.

Se ha hablado también de una mayor eficacia...

-P. Santamariña. Iso de que a externalización economiza non é verdade e hai quen traduce que o que produce son só beneficios para a empresa, non para os traballadores. As empresas non son monxas da caridade, e dalgún lado deben sacar os seus beneficios. De onde? Pois de rebaixar salarios. E quero engadir unha cousa: se hai algo que pode sobrar serían os asesores, cargos políticos, etcétera: iso si que habería que recortalo.

-J.C. Rivas. La teoría de la economicidad es un invento. Como no hay convenios, ni casi controles, se puede ahorrar dinero, pero a base de recortar derechos, y eso no es austeridad ni ahorro, es abuso. ¿Eficacia? Eso es aún más absurdo: la profesionalidad de los empleados públicos es clave para el Estado del bienestar y para lograr la satisfacción de los ciudadanos. Y aquí no hay privilegios, conste: muchísimos funcionarios son mil euristas.

-Núñez. Lo de la eficacia es un auténtico camelo, y sólo hay que observar lo que se está haciendo ahora con sociedades públicas o con otras estructuras que se solapan a una Administración que ha demostrado estar a la altura de las mejores del mundo en asuntos como el ya citado de la prevención y extinción de incendios. Hay en algunos sectores una especie de papanatismo hacia lo privado que sólo se explica desde el desconocimiento.