La crisis ha llegado al monte. El sector forestal gallego está sufriendo un bajón inédito en la corta y transformación de madera que ya está haciendo mella en los puestos de trabajo y en la facturación del negocio. Si el año pasado fue un hito para el sector de la madera en Galicia (se cortaron casi 8,5 millones de metros cúbicos, una cifra récord), el balance de este 2009 es todo lo contrario: a falta de que la Xunta ofrezca los datos cerrados, los profesionales del sector estiman que cuando acabe el año sólo habrán salido del monte unos cinco millones de metros cúbicos de madera, un 40% menos que en 2008.

La principal razón de esta caída en el mercado maderero es la crisis económica que ha afectado especialmente a la construcción y, por extensión, a la industria del mueble. Es decir, los dos principales clientes de los aserraderos y fábricas gallegas, que a su vez compran el 80% de la madera a alguno de los 600.000 gallegos que tienen terrenos forestales. “El parón en la construcción está siendo clave en la crisis, pero también la caída en el consumo de papel a nivel mundial”, apunta Francisco Dans, presidente de la Asociación Forestal de Galicia, que agrupa a dueños de montes particulares y comunales que en total suman 90.000 hectáreas.

La caída de la demanda de la madera provocó una fortísima caída de los precios, que en algunas especies llega al 60%, como la madera de puntal de pino (usada para fabricar aglomerado), que este año se está pagando a cinco euros por tonelada, un 66% menos que los 15 euros que cobraban los propietarios el año pasado.

Papel

El eucalipto para pasta de papel también bajó, un 30%, de los 35 euros que alcanzó la tonelada en 2008 a los 25 que está cotizando hoy. Incluso la madera de calidad, la que tarda más de 30 años en cortarse, ha perdido valor: el pino en rolla (es decir, usado para construir tablas y muebles) se vende a 15 euros la tonelada, frente a los 35 o 40 que era habitual. Sólo por la madera de pino se ingresó un tercio de lo que se había ganado el año pasado, tres millones de euros frente a nueve. “Están ofreciendo por la madera de rolla lo mismo que si fuera para pasta, así que los propietarios prefieren no vender y retrasar la corta”, dice Teresa Rañal, portavoz de Promagal, una federación que agrupa a más de 3.000 propietarios, la mayoría del norte de A Coruña y Lugo. Para tratar de solventar la crisis, esta asociación aconseja a todos sus socios que vendan sólo la madera que cayó durante el temporal del pasado mes de enero y que en la mayoría de los casos aún sigue en el monte a la espera de encontrar un hueco en el retraído mercado, aunque el retraso en la retirada ha dejado inservibles muchos pies, afectados por la llamada “azulada”, según el sector.

Temporal

Y es que los vientos del Klaus, que en enero tiraron o estropearon al menos 700.000 metros cúbicos de madera en Galicia, también han trastocado el mercado forestal. Las ayudas de la Xunta para retirar los pies dañados sólo han permitido, de momento, retirar y vender 100.000 metros cúbicos, en parte porque las parcelas de muchos de los propietarios no eran lo suficientemente grandes para acogerse a las subvenciones. Mientras, en Francia, el Gobierno de Sarkozy ya ha conseguido poner en el mercado los 30 millones de metros cúbicos que tiró el Klaus en Aquitania, muchas veces a costa de la madera gallega.

Además de la falta de ingresos para los propietarios de montes, la crisis está afectando mucho a la industria de la transformación. Los rematantes y los aserraderos -2.500 empresas y unos 27.000 trabajadores-, dependientes del negocio del ladrillo, están sufriendo una caída “de hasta el 60% en la producción”. “Es la primera vez que tenemos problemas de impagos, y llegan al 20%”, dice Ana Oróns, presidenta de Fearmaga, que representa a esta industria. Según Oróns, desde finales de 2008 se han perdido ya 2.000 puestos de trabajo en este sector, implantado sobre todo en zonas rurales donde en muchos casos la economía local depende en buena medida de la actividad de los aserraderos. “Es a peor crisis de la historia del sector, no vemos la salida”, asegura. Para Teresa Rañal, portavoz de la Federación de Productores de Madera de Galicia (Promagal), buena parte de la culpa de las horas bajas por las que pasa el negocio del monte es de la Administración, por no haber creado un observatorio de los precios de la madera. “En los últimos tres meses, el precio de la pasta de papel ha subido un 17%; pero aquí la madera de eucalipto ha bajado un 30%. Si el Gobierno no controla la relación entre el producto primario y el final, esto va a acabar como el sector lácteo”, advierte. Según Rañal, con lo poco que se paga ahora por la madera “no da” para mantener el monte. “Hay que abonarlo, comprar las plantas, limpiarlo dos veces en cada ciclo de corta, comprar tratamientos contra las plagas, hacer claras y podas y pagar impuestos”, lamenta.