Los incendios en Galicia se han incrementado en relación a los dos últimos años. Entre enero y septiembre ardió un 67 por ciento más de superficie que en 2008. Durante este periodo se registraron 3.741 fuegos que quemaron 10.097 hectáreas de monte, unos datos que, según la Consellería de Medio Rural, "no son malos" ya que ardió sólo una tercera parte en comparación con la media de la última década (30.137 hectáreas). Sin embargo, esta media está condicionada por la oleada de incendios de agosto de 2006 en la que se quemaron casi cien mil hectáreas. Tras aquel trágico verano se redujo drásticamente el número de fuegos y ahora vuelve a repuntar. La oposición lo achaca al "desmantelamiento" del dispositivo de extinción del bipartito, pero el conselleiro de Medio Rural, Samuel Juárez, alega que no han introducido cambios en el operativo y da un dato: la mitad de la superficie quemada ardió en marzo, cuando el PP aún no estaba en la Xunta.

"La incidencia fue mayor en primavera. Más del 60 por ciento del monte ardió en esta época del año", apuntó Samuel Juárez ayer al exponer el balance de incendios en el pleno del Parlamento. En concreto, en marzo ardieron más de 5.000 hectáreas de las 10.097 contabilizadas hasta septiembre. La climatología contribuyó a que la incidencia fuese tan alta ya que fue un mes seco y con temperaturas por encima de lo normal.

El departamento de Medio Rural reconoce que no es habitual que se registren más fuegos en primavera que en verano pero aclara que tampoco es la primera vez que esto sucede. En todo caso, la Xunta descarta reorganizar el operativo de extinción de incendios para que esté ya a pleno rendimiento entre marzo y junio porque considera que no es la tónica general que se registren fuegos en esa época.

Aunque marzo no fue el mes con más incendios (se contabilizaron un total de 212), los fuegos registrados en este periodo fueron de mayor envergadura que los que se originaron durante el verano. De hecho, el fuego más devastador del año se produjo en marzo, en la localidad lucense de Palas de Rei, y superó las 500 hectáreas de monte arrasadas.

El mayor número de incendios se registró en septiembre, más de 1.000, seguido de agosto, con un total de 618. Desde el punto de vista climatológico, sin embargo, el pasado verano fue similar al de los últimos dos años, con meses de agosto con lluvias y temperaturas dentro de lo normal y con septiembres más secos de lo habitual.

A pesar de ello, entre enero y septiembre el número de incendios se incrementó en un 63 por ciento pasando de los 2.294 registrados en 2008 a los 3.741 de este año. Lo mismo ocurre con la superficie quemada que se ha disparado en un 67 por ciento en relación con las 6.039 hectáreas contabilizadas el pasado año.

Los datos de 2009 también son peores si se los compara con 2007, cuando sólo se registraron 1.666 fuegos y apenas ardieron 3.000 hectáreas.

Para el conselleiro de Medio Rural, sin embargo, la campaña fue "razonablemente satisfactoria" y se apoya en que hubo la mitad de incendios que la media de la última década y ardió sólo una tercera parte.

Uno de los indicadores que expuso para demostrar la eficacia del dispositivo anti-incendios fue la superficie media que arde con cada fuego: sólo 2,7 hectáreas frente a la media de la última década que se situaba en 3,81. También destacó que el 80 por ciento de los terrenos afectados por las llamas fueron monte raso y sólo 2.113 hectáreas estaban arboladas.

Para los socialistas, sin embargo, si el desastre no fue mayor fue porque la climatología no favoreció la proliferación de más fuegos. "La única arma con la que contaron fue la lluvia y rezarle a San Pancracio", espetó la diputada del PSdeG, Sonia Verdes, que denunció que el Gobierno del PP había "desmantelado" el dispositivo del bipartito y paralizó las labores preventivas y desbroces que inició el anterior Ejecutivo.

Lo mismo le echó en cara la nacionalista Tereixa Paz, que acusó al conselleiro de "paralizar injustamente" medidas del bipartito para cambiar la política forestal.