El campo gallego se "ahoga". Lejos de la sequía que en otoño del año pasado puso en jaque al sector agrícola y ganadero por falta de agua, las persistentes lluvias de abril y mayo han vuelto a poner en peligro importantes cosechas y la próxima vendimia. La abundancia de precipitaciones ahoga cultivos como las patatas, el maíz y las plantas forrajeras -que se utilizan en la alimentación del ganado-, afecta a la floración de los viñedos -que en algunas parcelas ya ha comenzado- y favorece los rebrotes de hongos como el mildiu y la botritis (podredumbre). Los sindicatos auguran que las pérdidas serán "millonarias" para el sector y recalcan la necesidad de constituir "de una vez por todas" un seguro que cubra este tipo de incidencias.

Sólo en la producción de pastos, el sindicato Unións Agrarias (UU AA) calcula que las lluvias han generado unas pérdidas de 36 millones de euros en la hierba para ensilados, "fundamental" para la alimentación de la ganadería. El secretario de Acción Sindical de esta formación, Xavier Iglesias, explica que sólo se ha recogido la mitad del pasto, cuando ya debería estar toda ensilada, y que los retrasos en la cosecha menguarán su "calidad proteica y digestibilidad para el ganado". Cuantitativamente, la pérdida se traduce en 397.125 toneladas de hierba.

Otro sector que necesita una tregua de las precipitaciones es el del vino. Las persistentes lluvias están afectando al proceso de floración de los viñedos, lo que podría derivar en una considerable merma del fruto cosechado. Al menos así lo creen expertos y técnicos de las grandes bodegas de la Denominación de Origen Rías Baixas consultados por este periódico, quienes aseguran que los viticultores llevan semanas tomando medidas preventivas para favorecer la floración y el cuajado del fruto, y también para evitar el rebrote de plagas de hongos asociadas a la humedad como el mildiu y la botritis, ésta última responsable de la podredumbre de los racimos.

"Lo que ocurre es que la floración es un momento delicado, ya que no hace falta que las lluvias sean muy fuertes para que afecte al cuajado del fruto", sostiene Emilio Rodríguez, director técnico de la bodega Terras Gauda, en O Rosal. El proceso de floración dura aproximadamente una semana, aunque su inicio varía en función de la localización de las plantaciones. Durante esos siete u ocho días, unas precipitaciones persistentes podrían mermar considerablemente el número de flores que se polinizan. "Un racimo tiene unas 400 flores, que normalmente se quedan en 125 que se convierten en uvas, pero si llueve, te pueden quedar 20", relata Jesús Pita, ingeniero agrónomo experto en viticultura y director del IES A Granxa, en Ponteareas.

Ante esta situación, las bodegas y viticultores gallegos recurren a tratamientos con oligoelementos que favorecen la floración y el cuajado de los frutos, algunos de los cuales llevan incluso algas en su composición. No obstante, una humedad excesiva puede llegar incluso a pudrir el capuchón que protege a las flores antes de que estas puedan abrirse. "El tiempo tampoco nos lo pone fácil para aplicar estos tratamientos, ya que hace mucho tiempo que no llueve durante tres días seguidos, que es lo que una plantación grande necesita para darlos", sostiene Emilio Rodríguez. Este tipo de productos necesita dos o tres horas para que penetre correctamente en la planta y cumpla su función.

La otra cara negativa de la lluvia son los hongos, en especial el mildiu (Plasmopara vitícola), que ataca a todos los órganos verdes de la vid, tanto a las hojas -aparecen como unas "manchas de aceite"- como a los racimos, que se quedan raquíticos. Pero también está la botritis (Botrytis cinerea), hongo responsable de la podredumbre de los racimos. En este caso se utilizan tratamientos fitosanitarios durante un periodo de 14 ó 15 días.

Tratamientos

Los tratamientos contra los hongos y para facilitar la floración y el cuajado de los frutos se aplican ya desde hace varias semanas, a pesar de que las lluvias dificultan esta tarea, y esto ha obligado a elevar la inversión de las bodegas. "Hay que pensar que luchamos contra los hongos durante toda la campaña, y si sumas, se trata de mucho dinero", explica Paula Fandiño, técnica de la bodega Mar de Frades, en O Salnés. Pero a pesar de las previsiones, algunas plantaciones ya registran problemas derivados de la humedad, sobre todo en denominaciones como las de O Ribeiro, que ya sufren problemas de podredumbre por el hongo black rot.