Las tensiones internas lastran la consolidación de En Marea en su papel de líder de la oposición al PP, tras alcanzar el año pasado 14 escaños, los mismos que el PSdeG, pero más votos. La pugna sobre liderazgo de Luís Villares fue el detonante de un quiebra del hasta entonces núcleo central, evidenciando diferentes visiones sobre el rumbo político a seguir, lo que dificulta la emisión de sus mensajes en contra de la política del PP.

El punto de no retorno se produjo en abril, cuando Villares y sus afines se aliaron con los sectores minoritarios en el Consello das Mareas para que el exjuez fuese portavoz único, en contra de lo que proponían Marea Atlántica o Anova. Ese veto a un referente solitario fue plasmado en un programa interno para la confección del citado consello donde estas dos fuerzas compartían alineación con el propio Villares.

Aquella reunión se saldó con una promesa de los derrotados de que tratarían de impugnar la decisión, conflicto que se agudizó cuando se conoció la carta financiera del partido, que establecía excepciones a las limitaciones salariales autoimpuestas.

El conflicto catalán ha sido el último escenario en que se ha evidenciado la disparidad en un grupo parlamentario cuya imagen afecta a la del espacio rupturista a poco más de un año de las elecciones municipales.

A finales de enero está previsto otro Consello das Mareas que testará su situación interna.