Carles Puigdemont reconoce el fracaso de su intento de ser investido president en una serie de mensajes, divulgados ayer y dirigidos a su exconsejero Toni Comín, que huyó con él a Bélgica en octubre. "Esto se ha acabado, los nuestros nos han sacrificado, al menos a mí", confiesa. "El plan Moncloa triunfa. Solo espero que sea verdad que gracias a esto todos puedan salir de la cárcel, porque, si no, el ridículo histórico es histórico...".

Los mensajes fueron grabados por un cámara de Tele 5 de la pantalla del móvil de Comín, que el martes se encontraba en un acto en Lovaina (Bélgica) al que Puigdemont tenía pensado acudir, pero del que finalmente se ausentó. Ese día por la mañana, el presidente del Parlament, Roger Torrent, había aplazado sin fecha el pleno de investidura programado para la tarde a fin de no vulnerar el auto del Tribunal Constitucional que prohibía la investidura telemática del expresident.

Es en este aplazamiento "sine die", y en la fractura en el bloque independentista que con él afloró, donde hay que situar la derrota que Puigdemont le confiesa a Comín, diputado de ERC, el mismo partido al que pertenece Torrent, sobre el que el expresident había puesto toda la presión al solicitar el amparo del Parlament, lo que molestó a Esquerra.

Casi a la misma hora en que Puigdemont escribía a Comín a través de la red Signal (más segura, al parecer, que WhatsApp, y recomendada por el exanalista de la NSA Edward Snowden), el expresident enviaba un mensaje a través de las redes sociales a sus votantes en el que reiteraba que él es el único candidato posible al frente de la única mayoría que se puede forjar en el Parlament.

En el ultimo de sus mensajes a Comín, que este nunca contesta, Puigdemont remata la confesión de su fracaso: "Esto ahora ha caducado y me tocará dedicar mi vida a la propia defensa".

La noticia provocó una catarata de reacciones, con las fuerzas independentistas restándole importancia por tratarse de una "conversación privada" y, por el mismo motivo, condenando su divulgación. Mientras tanto, el resto se apresuraba a leer en los mensajes la última prueba de la "farsa" del "procés" (Inés Arrimadas, Ciudadanos), la prioridad que para el expresident tiene "preservar sus intereses personales" (José Luis Ábalos, PSOE) o su capacidad de "engañar hasta el último momento para seguir en el poder" (Javier Maroto, PP).

Por la mañana, Esquerra se atrevió a reclamar una "investidura real", alineándose con lo dicho el martes por Torrent, pero, por la tarde, amainada la tormenta, el portavoz republicano, Sergi Sabrià, reiteró, para dar impresión de unidad, que la única opción sigue siendo Puigdemont. "Solo hay un candidato y lo hemos explicado muchas veces".

El exmandatario reconoció la autoría de los mensajes, denunció la violación de su intimidad y después de reconocerse "humano, hay momentos que también yo dudo", recordó: "También soy el president y no me arrugaré ni me echaré atrás". Comín anunció por boca de su abogado la presentación de querellas en Bruselas y Madrid y advirtió: "Si el bloque del 155 se hace ilusiones sobre la división del independentismo, tendrá un enorme disgusto".