El expresidente Felipe González duda que pueda prosperar una acusación por rebelión contra los líderes del independentismo encarcelados y contra los huidos a Bruselas por tratarse de "un delito difícilmente probable". González considera, sin embargo, que se dan "prácticamente todas las condiciones" para que sean imputados por sedición y malversación de caudales públicos.

El que fuera jefe del Ejecutivo desde 1982 hasta 1996 la mentaba ayer en una entrevista radiofónica la "dimensión penal" que ha adquirido del conflicto catalán y muestra su disgusto con la prisión preventiva de algunos de los líderes del proceso soberanista, aunque reconoce que al juez Llarena "se lo están poniendo muy difícil" para dejarlos en libertad.

Suspender funciones

Para evitar la circunstancia actual, González sostiene que el artículo 155 de la Constitución tendría que haberse publicado para impedir la consulta soberanista de Cataluña del 9 de noviembre de 2014. En ese momento quizás hubiera bastado con suspender en sus funciones al entonces president de la Generalitat, Artur Mas, sostiene.

El juez Llarena, que instruye en el Tribunal Supremo la causa sobre el proceso secesionista, abrió una pieza separada que declara secreta durante quince días. Llarena investiga ya a 28 personas por delitos relacionados con la consulta de octubre pasado.