Mariano Rajoy tiró de locuacidad e ironía gallegas durante su comparecencia como testigo en el juicio del caso Gürtel. Y lo hizo desde el estrado, colocado a la misma altura que los jueces. Dos de los varios elementos atípicos que demostraron que el de ayer no era un día más en el largo proceso judicial (101 jornadas), ni tampoco la comparecencia de un testigo como otro cualquiera.

El presidente del tribunal, Ángel Hurtado, tuvo roces con todas las partes (incluido el propio Rajoy) ante la considerable sucesión de preguntas "no pertinentes" y fuera de contexto o de observaciones innecesarias. Hurtado tuvo que lidiar con las protestas del abogado de Luis Bárcenas hasta que finalmente le mandó callar. Y otro tanto ocurrió con las constantes alusiones de las acusaciones a los "papeles de Bárcenas", que se llevan en una pieza aparte y ayer, por tanto, improcedentes.

Risas y momentos de tensión se alternaron durante las casi dos horas de comparecencia. El más áspero de todos ellos fue cuando un confiado Rajoy contestó al abogado de Adade, Mariano Benítez de Lugo, que igual se había confundido de testigo. Una provocación a la que este último respondió con un "¿en qué me he confundido?" y que fue cortada de raíz por Hurtado con un reproche tanto a Rajoy como a Benítez de Lugo.

Otras muestras de la confianza que esgrimió el presidente del Gobierno fueron frases como: "Oiga, yo lo siento mucho, pero las cosas son como son y a veces no son como a uno le gustaría que fueran". O, sobre su viaje a Canarias en 2004: "Lo pagó mi partido hasta donde yo sepa". Una respuesta que Benítez de Lugo calificó de "gallega", a lo que Rajoy replicó, irónico: "La contestación tenía que ser gallega porque no podría ser riojana".

Rajoy tomó la precaución de no emplear los "no lo sé, no recuerdo, no me consta" popularizados por la infanta Cristina de Borbón, y hasta se permitió replicar a Hurtado que podía responder a una pregunta que el presidente del tribunal había rechazado. Rajoy denotó cierta preparación previa y finalizó con la sensación de haber logrado salir bastante bien parado.