Carles Puigdemont y su partido, el PDeCAT, se distancian. La fulminante destitución de Jordi Baiget por dudar de la celebración de la consulta anunciada para el 1 de octubre sentó como un tiro a la dirección de la nueva fuerza política de Artur Mas.

Puigdemont tomó la decisión de apartar a Baiget, hombre próximo al expresident, sin contar con la cúpula del PDeCAT, lo que algunos de sus miembros no han dudado en tachar de "golpe de Estado" en el partido.

Máxime cuando la coordinadora general, Marta Pascal, había asegurado el lunes, antes de conocerse la destitución de Baiget, que éste seguiría en el Govern y llegaría "hasta el final" con el referéndum.

El malestar en los cuadros del partido es intenso: reconocen que poner y quitar consejeros es potestad exclusiva del presidente, pero si después del 1 de octubre sigue sin querer encabezar el cartel electoral del PDeCAT, tendrá que someterse al dictado de la formación.

Uno de los más críticos fue Francesc Homs, el exconsejero inhabilitado por el 9-N. En una tanda de tuits reprochó a Puigdemont la purga de Baiget. Si se ha de prescindir de un consejero por "unas declaraciones más o menos afortunadas", razonó Homs, "los hay que sobran hace tiempo", frase que fue interpretada como un mensaje a los cargos de ERC en el Govern. Así lo confirmó en su siguiente tuit: "¿Cómo es que de momento somos los del PDeCAT a los que nos condenan los de Madrid y/o nos quieren fuera algunos de Cataluña? Hasta los huevos", escribió, sustituyendo la última palabra por un "emoticono".

Entre tanto, el Gobierno central envió este lunes una carta a los ayuntamientos catalanes para advertirles de "la obligación" de respetar "la legalidad constitucional y estatutaria", ante la decisión de la Generalitat de "descargar" en los consistorios "gran parte de su responsabilidad en la organización" de la consulta prevista el 1-O.