El presidente asturiano, Javier Fernández, es la gran apuesta de los críticos para presidir la comisión gestora que relevaría a Pedro Sánchez y que tendría como misión pilotar el día a día del PSOE hasta la celebración del congreso. En ese día a día estaría gestionar nada más y nada menos que la postura del partido sobre la crisis institucional que vive España, con un gobierno en funciones desde el año pasado. La creación de la gestora, de momento, no está confirmada.

La apuesta por Javier Fernández, que ya se manejaba desde hace semanas, se avivó en la tarde de ayer después de que 17 miembros de la ejecutiva formalizasen su dimisión. Aunque el secretario general de la Federación Socialista Asturiana ha guardado silencio sobre si el PSOE debía abstenerse ante la investidura de Mariano Rajoy, el pasado lunes definió como "fuera de lugar y extemporánea" la decisión de Pedro Sánchez de proponer la celebración inminente de primarias y congreso.

Mientras los críticos, con la Federación Andaluza al frente, la más potente del país, destacan la idoneidad de Javier Fernández por su perfil político y la solidez de su discurso, ajeno del todo al ruido mediático e interno que salpica a la actual crisis del PSOE, desde Ferraz consideran que el asturiano ha estado al corriente de todos los movimientos de los críticos y ha tenido contacto de manera permanente con la presidenta andaluza, Susana Díaz, a la que consideran principal promotora de la operación para apear a Pedro Sánchez de la secretaría general socialista.

La falta de interlocución de Pedro Sánchez con, al menos, cinco de los presidentes autonómicos del partido, Javier Lambán (Aragón), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Ximo Puig (Valencia), Susana Díaz (Extremadura) y el propio Javier Fernández es otro de los argumentos de los críticos para cuestionar al secretario general del PSOE. Fernández fue el primer dirigente que en el comité federal celebrado tras las elecciones del 20-D ya planteó la conveniencia de celebrar un congreso federal, una posición que en aquel momento acabó siendo aparcada frente a la tesis de la dirección, de que era prioritario despejar las incertidumbres políticas del país.