La designación del exministro de Industria José Manuel Soria para el Banco Mundial (BM) desató el viernes por la noche una tormenta política que ayer continuaba plenamente activa y amenazaba con abrir alguna que otra grieta en la cohesión con que el PP cerró filas en torno a su líder y candidato, Mariano Rajoy.

La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, defendió la propuesta hecha por el Ministerio de Economía alegando que el exministro, que dimitió el pasado mes de abril al verse salpicado por el escándalo de "los papeles de Panamá", tiene "la carrera y vuelve para seguir con su carrera, y no dejarle que trabaje en un puesto relacionado con su carrera profesional no lo entiendo demasiado".

Cospedal, además, desvinculó a Soria de los "papeles de Panamá" y de la corrupción, descartando que el nombramiento pueda afectar a la imagen del PP y al pacto por la regeneración firmado con Ciudadanos: "No tiene nada que ver", sentenció.

Sin embargo, el líder de este partido, Albert Rivera, criticó que un presidente "en funciones" proponga "sin ningún pudor" a un ministro que dimitió por "tener dinero en paraísos fiscales" para representar a España en el BM, y anunció que "obligarán" al PP a explicar en el Congreso esta decisión.

De su lado, los grupos de Unidos Podemos y del PSOE anunciaron ayer que ya han registrado una petición de comparecencia urgente del ministro de Economía, Luis de Guindos, en el Congreso por este asunto.

La decisión de Economía de proponer a Soria también generó críticas en el propio PP, aunque ninguna demasiado virulenta. La vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, Rosa Valdeón, dijo que siente "vergüenza ajena", en tanto que el presidente de esta comunidad, Juan Vicente Herrera, reconoció que su opinión "política" sobre Soria es "manifiestamente mejorable".

"No me aprieten demasiado", pidió a los periodistas a su llegada a la sede madrileña del PP, donde ayer se reunía el comité ejecutivo nacional.

El dirigente vasco Borja Sémper dijo que no deseaba "pronunciarse sin conocimiento de causa", pero reconoció que "hay cosas" que se "pueden hacer mejor o de otra manera".

Soria considera que resulta más justificable continuar su carrera profesional en el sector público que en una empresa privada. Tras su dimisión, el exministro se fue de España y se matriculó en un máster de Economía Internacional en la Universidad de Harvard. Una vez concluido estos estudios, solicitó su reingreso en la Administración como técnico comercial del Estado y, por lo tanto, entiende que tiene derecho a concurrir a la convocatoria pública que abrió el Gobierno para optar a una plaza en el BM.

Soria sostiene que como no está ni inhabilitado, ni denunciado, ni condenado ni imputado puede optar a la plaza, un cargo destinado tradicionalmente para técnicos de comercio del Estado. Una comisión técnica de evaluación del Gobierno es la que tiene que calificar las candidaturas presentadas y elegir a los representantes tanto en el FMI como en el BM en función de sus méritos, capacidad y cualificación.

El exministro defiende su elección tanto por antigüedad -es técnico comercial y economista del Estado desde 1984, oposiciones a las que concurrió y ganó junto a su amigo y compañero en el Gobierno, el ministro de Economía, Luis de Guindos- como por su experiencia y méritos en los distintos cargos que ha desempeñado en diferentes administraciones.