Las elecciones del próximo 26 de junio volverán a convertirse en un calvario para quienes pretendan votar desde el extranjero a través de lo que se conoce como voto rogado. De hecho, en las elecciones del pasado 20-D solo ejercieron su derecho un 4,7% de los casi dos millones de residentes en el exterior y el 37% de quienes solicitaron el voto recibieron tarde las papeletas, por lo que no pudieron ejercerlo.

Desde las elecciones de 2011 se aplica la reforma de la Ley Electoral pactada por PP, PSOE, CiU y PNV por la que se introdujo la obligación de que los emigrantes soliciten expresamente el sufragio para poder ejercerlo (voto rogado).

En las elecciones de 2008 habían votado 383.016 del total de 1,2 millones de residentes en el extranjero y, en 2011, ya con la reforma en vigor, la cifra se redujo hasta los 73.294, aunque el censo aumentó hasta el millón y medio.

El ministro de Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, abogó por aumentar el voto presencial en consulados y por usar las nuevas tecnologías para facilitar el voto desde el exterior el próximo 26-J, ya que, según cree, "se ha reducido a términos intolerables".

Tanto el PSOE como Podemos son partidarios de que los residentes en el exterior que ya solicitaron el voto el 20-D no tengan que volver a cursar la solicitud para hacerlo el 26-J. El colectivo de emigrantes Marea Granate (mareagranate.org) elaboró un documento explicativo con las gestiones.