La monarquía es cuestión de símbolos, y la española, a pesar de su sobriedad, los tiene en abundancia. Por eso, tanto Felipe como Letizia variarán su escudo y detalles de su indumentaria. El nuevo Rey llevará, desde su proclamación, la banda roja de capitán general con los cinco entorchados, y en las grandes solemnidades los collares de Carlos III y del Toisón de Oro, de forma conjunta.

La Princesa, en posesión de la gran cruz de Carlos III, y el lazo de dama de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, entre otras condecoraciones, tendrá derecho a portar la tiara de las flores de lis que fue de Victoria Eugenia, reservada a las reinas. Además, podrá presentarse ante el Papa cubierta con mantilla blanca, como todas las soberanas católicas. También es probable que utilice más piezas del joyero real en ocasiones de gala.