En una de sus últimas visitas a Galicia el pasado mes de octubre para participar en el V Consejo Federal de Política Municipal que el PSOE celebró en Vigo, a Elena Salgado no le tembló el dedo durante su intervención para señalar a la corrupción como uno de los grandes males de los ayuntamientos, “más en estos momentos de crisis”, aseguraba. Dicen los que la conocen que la ministra de Administraciones Públicas es así. La inmensa timidez y distancia que marca en sus comparecencias desaparecen en la intimidad a golpe de decisión firme. Su fructífero paso por Sanidad en la anterior legislatura es un buen ejemplo. Ahora da un salto, un salto más, respaldada por la gran confianza que Zapatero tiene en ella, para capitanear la lucha del Gobierno español contra la crisis, su reencuentro con la economía.

Porque las primeras responsabilidades que la ministra gallega (Ourense, 12 de mayo de 1949) tuvo en la Administración como miembro del primer Ejecutivo de Felipe González al frente fue la dirección del Departamento de Estudios en el Instituto de Pequeña y Mediana Empresa del Ministerio de Industria. De ahí a Economía para encargarse de la revisión del sistema retributivo del funcionariado. En 1991 asumió la Secretaría General de Comunicaciones del Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente con Borrell -presidió los consejos de administración de Correos e Hispasat y miembro también en el de Telefónica- hasta la recta final de la primera etapa socialista en Moncloa, cuando pasó a ser directora general de la Fundación Teatro Lírico para colmar una de sus pasiones, la ópera.

La llegada meses después del PP al poder la envuelve en una de las pocas polémicas que se pueden encontrar en su dilatado currículum. Ella se negó a dimitir y los nuevos responsables del departamento suprimieron su cargo para así cesarle. Salgado recurrió amparándose en “razones de discriminación ideológica”, pero no logró que la demanda prosperara.

Su camino discurrió entonces por la empresa privada. Lenci Consulting, Vallehermoso Telecom, la compañía telefónica del número de información 11811 o Abertis Telecom. Hasta que Rodríguez Zapatero gana y la nombra sustituta de otra gallega, Ana Pastor, en la gestión del Ministerio de Sanidad. Su mandato -desde abril de 2004 hasta el 9 de julio de 2007- puede tener muchos calificativos, pero el que mejor se acerca a ilustrarlo es el de intenso. La palabra que mejor acompaña también a una de las leyes estrella que sacó desde el departamento, la del tabaco. La que prohíbe fumar en los centros de trabajo y obliga a reservar espacios sin humo en los locales de hostelería que superen los 100 metros cuadrados desde el 1 de enero de 2006. Un antes y un después para los fumadores y los no fumadores, uno de los grandes titulares de aquella legislatura y de la mano de alguien que llegó al cargo sin tener nada que ver con la Medicina. Elena Salgado es ingeniera industrial con dos especialidades -técnicas energéticas y organización industrial- y economista.

Trabajadora y perfeccionista

Por eso su nombre no entraba en las quinielas del Gobierno inaugural de Zapatero. “Le dije al presidente que apenas sabía nada de esto”, confesaba años después en una entrevista. Pero le avalaba su fama de gran gestora, trabajadora incansable y perfeccionista y adicta a la buena salud. Suele salir a pasear al Retiro cuando sus obligaciones le dejan y entre sus hazañas personales está la subida al Kilimanjaro, el pico más alto de África.

La lista de medidas de su paso por el Ministerio es larga, con avances de gigante en el fomento de hábitos saludables, la unificación de tallas, la lucha contra el Sida y el uso del preservativo, la ley de reproducción asistida y la investigación genética con usos terapéuticos, que le valieron unos cuantos enfrentamientos con la Conferencia Episcopal. Sólo una de sus normativas se quedó por el camino, el proyecto de ley para la prevención del alcoholismo, que levantó en armas al sector del vino. La fama de su departamento la llevó a colocarse entre las candidatas finalistas a la dirección de la Organización Mundial para la Salud (OMS).

Tras la nueva victoria en las urnas, Elena Salgado sustituye a Jordi Sevilla en Administraciones Públicas. Desde su posición tiene que lidiar con las reivindicaciones de transferencias a Galicia lideradas por el vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, con el que mantiene una relación “excelente” y el seguimiento de las obras del AVE. En su cartera estaba una de las medidas anticrisis más fuertes del Gobierno, el Fondo Estatal de Inversión Local, el Plan Zapatero, con 8.000 millones de inversiones para los ayuntamientos. Una prueba de fuego con la que el presidente está muy contento y, una vez más, vuelve a premiarla.

Mucho se ha escrito de la vinculación de esta ourensana con sus orígenes. En las últimas elecciones nacionales se presentó por Cantabria. ¿Se siente realmente gallega? “Me considero gallega y cuando me preguntan digo que lo soy”, insiste. Quizás se le note en la discreción. Las canciones de Bruce Springsteen son de las pocas cosas que le hacen soltarse la melena.