El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Angel Moratinos, aseguró ayer, durante su intervención en la 54 Asamblea parlamentaria de la OTAN, que España no aumentará sus tropas en Afganistán porque "ya ha pagado un precio alto" en el país asiático, con la muerte, esta semana, de dos soldados en un ataque suicida.

Sobre este asunto también se pronunciaron fuentes oficiales del Centro Nacional de Inteligencia, que desmintieron las informaciones que apuntan a que el director general de Inteligencia, Agustín Casinello, fue destituido como consecuencia de dicho ataque.

Durante la 54 Asamblea parlamentaria de la OTAN que desde ayer y hasta el próximo martes se celebra en el Palacio de Congresos de Valencia, Moratinos resaltó que España tiene una presencia "eficaz" en Afganistán, con un total de 800 militares, que su aportación económica es "elevada", y que contribuye a la construcción de nuevas instalaciones y al desarrollo de un programa agrícola para sustituir los cultivos de opio por otras producciones "más útiles y rentables".

De hecho, recordó que la contribución de España en los últimos cinco años para Afganistán ha sido de 150 millones de euros y consideró "razonable" y "significativo" el papel de nuestro país en este territorio. Así, Moratinos se mostró dispuesto a hacer lo "máximo posible" para la organización y el desarrollo de las elecciones en Afganistán, que tendrán lugar el próximo año, con el objetivo de que tengan un resultado "favorable" para el desarrollo del país asiático.

En cualquier caso, Moratinos insistió en que la posición de España "es muy clara": "hay que garantizar la seguridad con el despliegue de las Fuerzas Armadas" pero, aclaró, "no hay una solución militar". Según defendió, España no aumentará el contingente en Afganistán, porque "ya ha pagado un precio alto", sino que la solución pasa por "la ayuda a la cooperación, al desarrollo de hospitales y carreteras, y al crecimiento de instituciones políticas" en el territorio, así como "mejor" coordinación en el terreno de la mano de la ONU.

A juicio del ministro, ahora que se dispone de una estrategia, hay que hacer un seguimiento y una evaluación "constante" y "actualizada" de los objetivos. Así, Moratinos defendió mantener un enfoque "global" que incluya la dimensión de la cooperación, además de optimizar las sinergias de los actores internacionales.

Por otra parte, al menos once milicianos talibán murieron en las últimas horas en operaciones de las fuerzas de seguridad afganas y de tropas de la alianza en varios puntos del sur de Afganistán. Tropas aliadas mataron el viernes a diez miembros de una célula de terroristas suicidas vinculada al comandante talibán Jalaluddin Haqqani en la provincia de Paktika province

Asimismo, un comandante talibán a nivel local, Obaid Agha, murió en una operación policial desarrollada en la provincia de Zabul (sur), según fuentes de la Policía en la zona.

"Nos engañamos si pensamos que podemos lograr la paz a cañonazos"

La reconstrucción de Afganistán fue uno de los temas centrales de la primera sesión que la 54 Asamblea Parlamentaria de la OTAN, donde se concluyó que la presencia militar por sí misma no es suficiente para lograr la estabilidad en el país asiático.

"Nos engañamos si pensamos que podemos conseguir la paz a cañonazos", afirmó el británico Hugh Bayley, el responsable de presentar el informe que el comité Económico y de Seguridad ha elaborado sobre "La reconstrucción económica en Afganistán, implicaciones para el desarrollo de su seguridad".

El informe, aprobado por la comisión, apunta la necesidad de establecer una mejor coordinación entre la comunidad internacional y el Gobierno afgano para lograr que los ciudadanos de este país se impliquen en el proceso de reconstrucción, ya que en su opinión ésta es la mejor manera de lograr los resultados más óptimos.

"El Gobierno afgano debe liderar el proceso que permita hacer posible la reconstrucción", afirmó Bayley, quien declaró que la insurgencia "no puede vencerse sólo con las fuerzas militares, es una batalla de las mentes y de los corazones" y advirtió que "la paz no va a llegar nunca a este país mientras no se acabe con el terrorismo y el narcotráfico".

En este sentido destacó la importancia de acabar con el cultivo de opio, que financian a la insurgencia, y admitió que la comunidad internacional "ha fallado" en evitar que la corrupción llegara a las fuerzas de seguridad afganas y en el reparto igualitario de fondos destinados a este país.

Asimismo, destacó la necesidad de una mayor implicación económica de occidente en el proceso.