Más de 200 inmigrantes intentaron atravesar en la madrugada de ayer, por la fuerza, la frontera de Melilla, a través del paso de Beni Enzar, en dos avalanchas que causaron heridas leves a varios agentes de la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Policía marroquí que, por primera vez desde 2005, utilizaron material antidisturbio y gases lacrimógenos para frenar el acceso de los subsaharianos.

Se trata del grupo más numeroso de los que ha intentado acceder a la ciudad española y es la séptima avalancha en las últimas dos semanas. Por este motivo el delegado del Gobierno en Melilla, Gregorio Escobar, decretó "el nivel de alerta máxima" para repeler cualquier nuevo intento de entrada de inmigrantes.

Hacía tres años que las fuerzas de seguridad no utilizaban medidas antidisturbios ante la entrada de "sin papeles". Sin embargo, la situación que se vivió en la frontera de Melilla así lo requirió, según la Delegación del Gobierno en la ciudad autónoma, que informó de que dos guardias civiles sufrieron contusiones y otros seis más y un policía nacional debieron ser atendidos por inhalación de gases lacrimógenos.

En concreto se realizaron dos asaltos. En el primero de ellos participaron unas 150 personas y se produjo sobre las cinco de la mañana, mientras que el segundo, con otros 60 inmigrantes, se produjo sobre las ocho. Según la Delegación del Gobierno, en el primero de los intentos, la "rápida actuación" de los efectivos de seguridad, que cerraron las puertas del control fronterizo, impidió que el grupo de subsaharianos alcanzara su objetivo. Sin embargo, en el segundo, fue "necesario" que los agentes lanzaran gases lacrimógenos.