El primer pensamiento de Clodomiro Montero, responsable de banca en la CIG, ayer en la comisión de investigación del Congreso de los Diputados sobre el rescate financiero, fue para las plantillas. Por la enorme merma que la fusión de las cajas gallegas supuso -de 7.273 empleados en 2005 a 4.032 en 2016- y el papelón de ser "culpabilizados delante de la opinión pública por una estafa que no cometieron". Montero fue muy duro con los directivos de las entidades, pero, sobre todo, contra los supervisores, "que no es que hayan fallado, sino que actuaron bajo su propia ideología". "La actuación del Banco de España fue especialmente dolosa cuando prefirió no intervenir Caixa Galicia, sabiendo que en 2009 la entidad ya no era viable y que las pérdidas estimadas eran de 1.279 millones", cargó, en referencia a las actas de supervisión que acreditaban la muerte de la caja coruñesa publicadas por FARO.