Miguel Ángel Vázquez Taín es profesor de Economía Política y Fiscalidad Empresarial en la Universidade de Santiago y desde 2013 preside el Consello Galego de Colexios de Economistas y es presidente-decano del Colexio de Economistas de A Coruña, que esta semana celebró sus VI Jornadas Técnicas de Fiscalidad y Contabilidad.

-La reforma laboral cumple seis años. ¿Para qué ha servido?

-Tenemos un punto equilibrado entre flexibilidad y garantías. Estamos cogiendo músculo en crecimiento económico y tarde o temprano esa mejoría se va a trasladar al mercado laboral en creación de empleo, que ya se da, y en mejora de las condiciones laborales, que aún no están en niveles precrisis.

-En 2017 el paro en Galicia cayó por primera vez por debajo del nivel de 2008, pero el 72% de esa caída es por pérdida de población activa. ¿Hay una mejora real en el mercado de trabajo?

-Aunque baja el paro, no hemos alcanzado la tasa de personas trabajando de antes de la crisis. Ese es un problema que tiene Galicia, que el crecimiento -que está por encima del de la economía española- aún no se ha trasladado al mercado laboral, pero sí que hay una mejoría.

-El paro en Galicia es del 14,7%. En Portugal ha bajado del 8%. ¿Podemos aprender algo?

-El contexto laboral en España no tiene nada que ver con el portugués, en cuanto a condiciones, requisitos, retribuciones... Nos queda mucho por avanza para alcanzar cifras de empleo homologables a nivel internacional, como Portugal. El problema que tiene Galicia es que por la proximidad y por el atractivo de la economía portuguesa, hay inversiones españolas que se están trasladando allí. Esto nos coloca en una posición de desventaja.

-Hemos creado empleo, pero las tasas de temporalidad, la brecha salarial, las jornadas parciales involuntarias... hablan de un empleo precario.

-Sí. Hasta cierto punto es normal. La economía española sufrió un crack en los años 2000. La crisis se trasladó al mercado laboral de una forma bestial, en precarización y en paro. Ahora lleva unos años creciendo. Poco a poco esas condiciones del mercado laboral irán mejorando. El incremento salarial es necesario para que el mercado interno pueda alimentar la propia economía. Es un proceso normal en las salidas de crisis.

-¿Entonces la precariedad no está aquí para quedarse?

-Creo que no. Hay muchos matices, pero con carácter general no podemos mantener un mercado laboral precarizado porque la economía no va a tener suficiente combustible para seguir creciendo a este ritmo. Si no mejoran los salarios va a ser muy difícil mantener el crecimiento de la economía, porque es necesaria la demanda interna.

-Un problema que se constata en las empresas gallegas es que la gran mayoría no consiguen crecer, lo cual les resta competitividad. ¿Qué se puede hacer?

-Es un fenómeno que tiene cierto componente genético. Preferimos ser cabeza de ratón que cola de león y gobernar nuestro recunchiño. Esto limita la innovación, la competitividad interna, la salida al exterior... El tamaño de las empresas gallegas sigue siendo raquítico pero creo que hay una nueva generación que de alguna forma tiene una conciencia distinta. Y las administraciones públicas tienen que impulsarlo. En el mundo en el que vivimos no nos podemos cerrar en nuestro entorno más próximo porque nos acabarán comiendo. Y para salir el tamaño es muy importante.

-De lo que sí presume Galicia en los últimos años es de alzas de la exportación. ¿Hay margen para más crecimiento? ¿Es la única salida rentable para las empresas con cierto tamaño?

-Es algo muy positivo, pero también tiene sus matices. Dos tercios del crecimiento en Galicia se deben al sector exterior, mientras que en España es un tercio el sector exterior y dos tercios el consumo interno. Esto tiene su riesgo porque nos pone en manos de los países destinatarios. Es un hándicap para la estabilidad del crecimiento. Por otro lado, nuestras exportaciones están concentradas en determinados sectores y empresas, fundamentalmente el textil y la automoción. Es positivo que nuestras empresas, ante la crisis, han sabido salir al exterior, pero me gustaría que hubiese más equilibrio entre exportaciones y consumo interno para que el crecimiento de la economía llegase más homogéneamente a la sociedad gallega.